El efecto de la contaminación atmosférica sobre la salud humana, la economía y la agricultura es radicalmente distinto según el lugar del planeta en el que se emitan los contaminantes, un hallazgo que podría incentivar a algunos países a reducir sus emisiones tóxicas.
El estudio, dirigido por la Universidad de Texas, en Austin, y la Universidad de California, en San Diego, y publicado en Science Advances, se ha hecho en colaboración con economistas y expertos en salud pública de las universidades de Stanford y Harvard.
Los aerosoles son diminutas partículas -sólidas o líquidas- emitidas por la industria, las centrales eléctricas y los tubos de escape de los vehículos.
Independientemente del CO2 de la atmósfera, estos tóxicos pueden afectar directamente a la salud humana (cuando se inhalan) y al clima (influyen en la temperatura, los patrones de precipitación y la cantidad de luz solar que llega a la superficie terrestre).
Pero aunque el CO2 y los aerosoles suelen emitirse al mismo tiempo durante la combustión de carburantes, estas sustancias se comportan de forma diferente en la atmósfera, explica Geeta Persad, de la Universidad de Austin.
"El dióxido de carbono tiene el mismo impacto en el clima independientemente de quién lo emita pero los aerosoles se concentran cerca del lugar donde se emiten", apunta la investigadora.
Los científicos analizaron ocho regiones clave: Brasil, China, África Oriental, Europa Occidental, la India, Indonesia, Estados Unidos y Sudáfrica.
El estudio demostró que los aerosoles pueden empeorar el impacto económico que provocan los gases de efecto invernadero hasta un 66% en el lugar en el que se emiten.
Para hacer el estudio, el equipo creó un conjunto de simulaciones climáticas en las que cada una de las ocho regiones producía emisiones de aerosoles idénticas, y trazaron un mapa de cómo se veían afectadas la temperatura, las precipitaciones y la calidad del aire en la superficie de todo el planeta.
Después, relacionaron estos datos con las relaciones conocidas entre el clima y la calidad del aire y la mortalidad infantil, la productividad de los cultivos y el producto interior bruto en las ocho regiones.
Finalmente, compararon los costes sociales totales de estos impactos provocados por los aerosoles con los costes sociales del CO2 emitido en cada una de las ocho regiones, y elaboraron mapas globales de los efectos combinados de ambos tóxicos (aerosoles y CO2).
El resultado dibuja un panorama variado y complicado: por ejemplo, en Europa las emisiones locales provocan cuatro veces más muertes infantiles fuera de Europa que dentro.
EFE