Respetar a la naturaleza de la que formamos parte debería ser el artículo uno de la Constitución en todos los países del mundo.
Tras la pandemia y sus consecuencias, salir a contemplar el mundo se puso de moda, oír el canto de los pájaros, respirar el verde de las montañas, beber agua de manantial, contemplar el ocaso... La ciencia se ha encargado de explicar los beneficios de ese contacto con la madre. Tengo un amigo de 105 años que vive entre todas esas bondades y no toma medicinas para la hipertensión, camina sin bastón y no hay cataratas en sus ojos.
A juicio del guía turístico cojedeño Levy Ríos, en la actualidad no existen lugares 100 % vírgenes, siempre hay algún caserío cerca o actividad agrícola, traduciéndose ello en impacto ambiental antes de que haya turismo alguno.
Pero son las propias comunidades las que tienen una oportunidad cuando surge el turismo formal hacia un sendero, cima de montaña, cascada, árbol bicentenario, etcétera; ya que al traducirse en una forma de subsistencia el nivel de conciencia cambia y con ello el mansaje a su descendencia.
¿Qué tanto se puede avanzar en el turismo de naturaleza sin dañar al medio ambiente? ¿Tenemos claro el criterio ético de conservación y respeto por la gente y sus espacios? Mucho daño ya está hecho, lo que debemos es frenarlo para luego revertirlo.
POTENCIAL TURÍSTICO
Para que el turista venezolano elija otras zonas diferentes a sus playas y a Mérida, estados del llano venezolano como Cojedes tienen mucho por hacer en materia organizativa y de inversión pública y privada, especialmente en los servicios para hacer atractiva la oferta de un producto que ya la providencia se encargó de poner allí.
Por décadas se ha hablado de La Sierra cojedeña como un paraíso digno de ser visitado y con la capacidad de desarrollarse desde el punto de vista turístico al nivel de los pueblos del paramo andino. La verdad es que falta mucho muy a pesar de grandes esfuerzos aislados de personas con espíritu emprendedor.
Llena de bondades únicas como un agradable clima, el aire puro de las montañas, la cosecha de las mejores caraotas del mundo, manantiales y cascadas maravillosas, a La Sierra no se puede llegar de manera segura por el mal estado de su carretera de acceso, poca conectividad, ausencia de transporte público, entre otras.
PASOS IMPORTANTES
Durante la pasada Feria Internacional de Turismo de Venezuela, realizada en Táchira, el Ministerio de Turismo validó ocho nuevas rutas para el estado Cojedes que involucran a los municipios Tinaco, San Carlos, El Pao y Tinaquillo. Este último, a mi juicio, es el más avanzado en materia organizativa y es la razón por la cual recibió certificación para sus rutas llamadas: Bosque de La Juventud – Cerro Las Tetas, Aventura La Tapa – Puente Colgante (Embalse Las Delicias) y Tinaquillo de Ayer y Hoy.
Salvo por la última, que se trata de turismo histórico, es el turismo de naturaleza el que prevalece de acuerdo al potencial que ofrece el “zaguán de la llanura”, como llaman a Tinaquillo.
Ya tienen avances importantes en Pozo Azul, un hermoso lugar que geográficamente pertenece a Yaracuy, pero que el sendero más corto para llegarle es por el sector La Pica, donde la comunidad presta servicios como los renombrados “burro taxis”, campamentos con servicios básicos, entre otros.
Pero el afamado Pozo Azul, ubicado dentro del Parque Nacional General Manuel Manrique, trae frecuentemente a la palestra la discusión de las responsabilidades que conlleva hacer turismo de naturaleza. Para llegar allí se requiere de un guía y de condiciones físicas adecuadas, no se puede ingerir licor, no se pueden llevar equipos de audio para evitar molestar a la fauna local, no se puede dejar basura en el lugar, no pueden ingresar motocicletas, se deben llevar chalecos salvavidas, entre otras normas y recomendaciones.
Por culpa de algunos imprudentes, la Alcaldía de Tinaquillo, a través del Instituto de Turismo, ha tenido que reforzar las medidas. Por ejemplo, y para facilitar el trabajo de la Policía Municipal, nadie puede ir al Pozo Azul hasta que no se haga un respectivo chequeo en el sector La Pica y se elabore un respectivo listín de personas. En el pasado ocurrieron tragedias que desean evitar.
En definitiva, el turismo de naturaleza es una maravillosa opción para el desarrollo local y para el disfrute de todas las personas, pero debemos ser respetuosos y cumplir con el mandamiento que refiere el escritor Eduardo Galeano se le olvidó a Dios: “Amarás a la naturaleza de la que formas parte”.