China paralizó su capital para mostrar poderío armamentístico en un desfile militar en el que el presidente chino, Xi Jinping, flanqueado por sus homólogos ruso y norcoreano, Vladímir Putin y Kim Jong-un, sentenció que «el gran rejuvenecimiento de la nación china es imparable».
La llegada de los tres mandatarios a la plaza de Tiananamen dio paso a 80 salvas que simbolizaban cada año pasado desde el final de la Segunda Guerra Mundial, previas al izado de la bandera de la República Popular y a la solemne interpretación de su himno nacional.
«El pueblo chino realizó una gran contribución para salvar la civilización humana y defender la paz mundial. Hoy, la humanidad se enfrenta de nuevo a elecciones: la paz o la guerra, el diálogo o la confrontación, la cooperación de beneficio mutuo o los juegos de suma cero», proclamó el líder del gigante asiático.
Xi, en el centro, con Putin sentado a su derecha y Kim a su izquierda, advirtió de que «solo cuando los países se tratan como iguales y viven en armonía se puede salvaguardar la seguridad común, eliminar las causas de la guerra y evitar que se repitan las tragedias de la historia».
En un acto coreografiado y ante las escrutadoras miradas de Putin y Kim, que no dejaban de comentar y apostillar con Xi sus impresiones, el desfile pasó a la exhibición de tropas, armamento pesado y un sobrevuelo de aeronaves, con la participación de veteranos de la guerra contra Japón y unidades modernas.
Entre ellas sobresalieron drones equipados con inteligencia artificial, aviones de alerta temprana de nueva generación y nuevos misiles hipersónicos antibuque como el YJ-20 y el YJ-21, o el DF-61, considerado el intercontinental más avanzado tras el DF-41, y que se ganó la ovación de las miles personas que asistieron al evento.
También se presentaron sistemas de defensa antimisiles como el HQ-29 y el HQ-20, así como el KJ-600, el primer avión chino de alerta temprana diseñado para operar desde portaaviones.
Destacaron igualmente el tanque Type 99B, con protección activa contra drones o el lanzacohetes PHL-16, conocido como el ‘Himars chino’ por su papel en posibles escenarios bélicos en el Estrecho de Taiwán. Y, antes de soltar globos de colores y palomas de la paz, el plato fuerte: el misil nuclear DongFeng-5C de «alcance global».
China como alternativa
El desfile marcó la rendición formal de Japón en 1945 y enfatizó el papel de Pekín en la lucha contra el fascismo dentro del teatro de operaciones asiático que, según la prensa oficialista, fue «selectivamente ignorada y subestimada» en Occidente.
Los historiadores chinos defienden que la Segunda Guerra Mundial comenzó en realidad en 1931 con la invasión japonesa de China (1931-1945), que causó más de 35 millones de bajas entre tropas y civiles hasta 1945, según cifras de Pekín, que subraya su papel en el agotamiento de los recursos militares japoneses durante la contienda, contribuyendo a la derrota de las potencias del Eje.
El desfile se enmarcó además en un contexto de tensiones con Estados Unidos y en un momento en el que China busca mostrarse como un socio confiable como alternativa a Occidente, especialmente entre el Sur Global, y defender la multipolaridad frente a la hegemonía occidental.
No obstante, Xi no dudó en rodearse de líderes de países autoritarios, entre ellos algunos de los más sancionados del mundo: además de Putin y Kim, también asistieron los mandatarios de Irán, Cuba, Birmania o Bielorrusia.
Pekín ha buscado aprovechar las incertidumbres causadas por el retorno de Donald Trump a la presidencia estadounidense mientras sigue dando pasos para cumplir su objetivo de consolidarse como la principal superpotencia global del siglo XXI, para lo que también necesita presentar un Ejército moderno que proyecte poder.
La capital del gigante asiático lleva semanas blindada para el evento, con fuertes medidas de seguridad como escáneres propios de aeropuertos a la entrada de algunos organismos oficiales, avenidas enteras cortadas al tráfico, la prohibición del uso de drones y guardias apostados las 24 horas en todos los pasos elevados de la ciudad.
EFE / Noticias Venevision