El cubano Carlos Milán tuvo que cultivar sus propios insumos, logrando construir una Hacienda Agroecológica que le permitió llevar alimento a otras personas que lo necesitaban.
“Decidí cultivar mis propios alimentos. Encontré unas tierras, ubicadas en una pequeña finca a lado de una presa, así que a los pocos días ya estaba sembrando boniato y habichuela. A los pocos meses ya estaba recogiendo mis primeras cosechas”, dijo Carlos
Los resultados de este proyecto le permitieron compartir con sus vecinos y familiares las primeras recolectas, así como llevar a los hospitales cercanos un poco de ello. Carlos fue adecuando cada espacio. Tiempo más tarde, ya tenía trabajadores en el lugar, incluso remodeló algunos lugares para que pudieran descansar.
Carlos ha perfilado la hacienda como una forma de acercar alimentos orgánicos, ya que considera que es de suma importancia que los jóvenes consuman productos naturales, frescos y de buena calidad.
Por el momento, Carlos continúa desarrollándose en el mundo de la agricultura con el sueño de hacer crecer esta iniciativa y compartirla con los jóvenes, a fin de crear y fomentar nuevas formas de consumo orgánico local.