Un grupo de científicos brasileños y belgas desarrolló una molécula a partir de una de las proteínas del veneno de una serpiente suramericana que permite modular la coagulación sanguínea y ser aprovechada en medicinas para tratar las trombosis o en curativos cicatrizantes.
La molécula fue desarrollada a partir de una técnica que permite modificar la PEG-collineína-1, una proteína extraída del veneno de la llamada cascabel tropical austral, una subespecie de las Crotalus durissus, serpientes venenosas que viven en el centro y el oeste de Suramérica.
Los trabajos fueron coordinados por el brasileño Ernesto Lopes Pinheiro Junior, investigador de la Universidad de Sao Paulo (USP) y de la Universidad Católica de Leuven (Bélgica), informó este lunes la Fundación de Apoyo a la Investigación en el Estado de Sao Paulo (Fapesp), que financió el proyecto.
Los resultados de la investigación fueron destacados en la última edición de la revista científica International Journal of Biological Macromolecules.
La tecnología para modificar la proteína de interés medicinal permitió que la sustancia tuviera un comportamiento más estable en el organismo y fuera más resistente al sistema inmune, según la Fapesp.
«El procedimiento tuvo por objetivo mantener la PEG-collineína-1 circulando en el organismo por más tiempo, lo que puede reducir el intervalo entre las administraciones en caso de que pueda ser convertida en una medicina. Además, reduce la degradación por componentes del organismo humano y mejora sus propiedades funcionales», afirmó Pinheiro Junior.
Para modificar la proteína, el investigador le agregó polietilenoglicol (PEG), una sustancia que ayuda a reducir la interacción con el sistema inmune e impide la formación de agregados que disminuyen la actividad de la molécula en el organismo.
«Es una técnica muy usada por la industria farmacéutica. Ya hay 19 medicinas que utilizan esta técnica aprobados, aunque es la primera vez que se usa en una toxina animal», afirmó Eliane Candiani Arantes, investigadora de la USP y que orientó el proyecto.
La proteína extraída del veneno de serpiente es la responsable por provocar hemorragias en quien es mordido por el animal, pero, cuando es administrada en pequeñas dosis, puede evitar la formación de los trombos que causan los accidentes vasculares cerebrales.
Y cuando es aplicada directamente en la piel puede coagular la sangre en heridas de difícil cicatrización.
Los investigadores brasileños que trabajan con el veneno de esta serpiente ya desarrollaron tecnologías que permiten producir las proteínas de interés de forma sintética, lo que evita depender del poco de veneno que puede ser extraído de la Crotalus durissus, facilita su manipulación en laboratorio y su fabricación en escala, y reduce su costo.
EFE