La duración de la lactancia influye significativamente en la depresión posparto; es decir, a medida que aumenta el número de semanas que las madres dan el pecho, disminuye el riesgo de padecerla, según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Enfermería Christine E. Lynn de la Universidad Atlántica de Florida (Estados Unidos).
A tenor de los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, entre el 11 y el 20 por ciento de las mujeres que dan a luz cada año en Estados Unidos tienen síntomas de depresión posparto, que es el mayor factor de riesgo de suicidio materno e infanticidio. Dado que hay 4 millones de nacimientos anuales, esto equivale a casi 800.000 mujeres con depresión posparto cada año.
Los modelos biológicos y psicosociales actuales de la lactancia materna sugieren que ésta podría reducir el riesgo de depresión posparto de la mujer. Sin embargo, los estudios anteriores solo habían analizado el inicio de la lactancia y la duración de la misma.
Los investigadores de la Facultad de Enfermería Christine E. Lynn de la Universidad Atlántica de Florida y sus colaboradores son los primeros en examinar el estado actual de la lactancia materna en asociación con el riesgo de depresión posparto, utilizando un gran conjunto de datos nacionales basados en la población de 29.685 mujeres que viven en 26 estados.
La investigación demuestra que las mujeres que estaban amamantando en el momento de la recogida de datos tenían un riesgo estadísticamente significativo menor de sufrir depresión posparto que las mujeres que no estaban amamantando. En este sentido, un hallazgo inesperado fue que no hubo diferencias significativas en el riesgo de depresión posparto entre las mujeres con diferente intención de amamantar.
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