El consumo de fructosa se relaciona con una creciente incidencia de las tasas de obesidad y ciertos tipos de cáncer a nivel mundial, y un nuevo estudio ha descubierto la razón por la que esta sustancia estaría contribuyendo al aumento de peso de la población, ya que sugiere que su ingesta altera las células del tracto digestivo facilitando que absorban más nutrientes.
La investigación, que ha sido realizada por científicos del Weill Cornell Medicine y NewYork-Presbyterian con ratones y se ha publicado en Nature, se ha centrado en los efectos que tiene una dieta alta en fructosa sobre las vellosidades que recubren el intestino delgado y que ayudan al organismo a la absorción de nutrientes, incluyendo las grasas presentes en los alimentos cuando pasan a través del tracto digestivo.
El estudio encontró que los ratones que fueron alimentados con dietas que incluían fructosa tenían vellosidades intestinales entre un 25% y un 40% más largas que aquellos que no tomaron fructosa. Además, el incremento en la longitud de las vellosidades se asoció con un incremento en la absorción de nutrientes, ganancia de peso y acumulación de grasa en los animales.