Investigadores de la Universidad de Tokio han identificado una mutación genética que refuerza la estructura y la elasticidad de los tendones de los ratones, lo que les permite saltar más lejos y correr más rápido que los roedores que no la tienen.
Además, el estudio ha demostrado que esta mutación está presente con frecuencia en velocistas, lo que sugiere que podría conferir las mismas ventajas atléticas a los humanos.
La investigación, publicada en la revista Science Translational Medicine, ofrece una imagen más completa de la biología de los tendones, y sugiere que una proteína mutada podría servir como tratamiento en los trastornos del sistema musculoesquelético.
Los tendones son algo así como las "cuerdas" centrales del sistema musculoesquelético y juegan un papel fundamental en el movimiento físico, ya que estos tejidos -fuertes y elásticos- ayudan a transmitir la energía de los músculos a las articulaciones y pueden almacenar energía elástica.
Pero los tendones también pueden sufrir daños y para repararlos es esencial conocer las bases moleculares que gobiernan la biología de estos tejidos.
En los últimos años, los investigadores han empezado a explorar el papel de la genética en el rendimiento deportivo, que depende en gran medida de la biología de los tendones.
En este estudio, Ryo Nakamichi y sus colegas examinaron ratones con la mutación R2482H en Piezo1, relacionada con la fuerza en huesos y otros tejidos.
Sorprendentemente, los ratones tenían unas capacidades atléticas y podían saltar más lejos y correr más rápido que los ratones normales, lo que indicaba que la mutación les confería más potencia y velocidad.
Los estudios microscópicos también mostraron que los tendones de Aquiles de los ratones mutantes Piezo1 eran sustancialmente más anchos, poseían fibras más grandes y podían almacenar más energía elástica.
Los hallazgos en ratones llevaron a los investigadores a examinar el papel de una variante genética común en afroamericanos, jamaicanos y africanos occidentales y vinculada al rendimiento físico.
Así, al analizar el genoma de 91 velocistas jamaicanos, observaron que la variante humana (E756del) era más frecuente en los velocistas que en un grupo de 108 estudiantes jamaicanos no deportistas.
"La comprensión de la mecanobiología de los tendones mediada por Piezo1 podría servir de base para futuros estudios sobre posibles aplicaciones para el rendimiento atlético y aplicaciones médicas para los trastornos musculoesqueléticos", concluyen los autores.