La diabetes es un trastorno del metabolismo donde se presentan elevados niveles de glicemia (azúcar en sangre), debido a un déficit de la hormona que se encarga de hacer que las moléculas de glucosa entren a las células. Esta hormona se conoce con el nombre de insulina, que es producida por una glándula llamada páncreas, y cuya secreción es estimulada por la ingesta de carbohidratos y azúcares.
La presencia de hiperglucemias, mantenidas a lo largo del tiempo, producen complicaciones crónicas en el organismo, que podemos dividir en dos grandes categorías: Lesiones de los pequeños vasos sanguíneos, llamadas Microangiopatías; o de los grandes vasos sanguíneos, llamadas Macroangiopatías.
Entre las complicaciones Microangiopáticas se distinguen tres: en función de si está afectado el riñón (nefropatía diabética), la retina (retinopatía diabética) o los nervios periféricos (neuropatía diabética) alterando la motilidad y la sensibilidad de las distintas partes del cuerpo.
En las lesiones Macroangiopáticas se distinguen tres zonas afectadas por la arteriosclerosis que puede complicar la diabetes. Estas son: el cerebro (enfermedad vascular cerebral), miocardio (cardiopatía isquémica) y las extremidades inferiores (enfermedad arterial periférica o vascular periférica).
Un paciente diabético que reúna estas condiciones presenta un alto riesgo. El aumento persistente de "azúcar" que circula en la sangre de manera anormal, conlleva al daño de las pequeñas arterias del organismo y es lo que termina afectando órganos o sistemas como el nervioso y el musculoesquelético.
El Dr. Christian Méndez, Traumatólogo explica que: “Esta enfermedad es considerada un problema de salud pública a nivel mundial. En Venezuela presenta una prevalencia de hasta un 10% con edades comprendidas entre 20 y 80 años. Se ha incrementado en las últimas décadas, producto de los desórdenes alimenticios, con un exagerado consumo de carbohidratos. También incide, la obesidad y antecedentes genéticos”.