Desde una edad temprana, los cuentos han sido aliados invaluables para educar a los más pequeños, y ahora su magia podría cambiar los hábitos alimenticios infantiles. En los primeros años, los niños forman sus gustos guiados por lo que ven y escuchan a su alrededor. Aquí es donde los cuentos de hadas, protagonizados por frutas y verduras con poderes especiales, emergen como una estrategia creativa para despertar el interés en probar alimentos saludables.
Este tipo de narración utiliza la imaginación como una puerta para despertar la curiosidad y el interés de los niños. Las frutas y verduras, al ser presentadas como elementos mágicos que otorgan fuerza o habilidades especiales a los personajes de los cuentos, dejan de ser solo opciones alimenticias y pasan a representar algo emocionante y deseable.
Según los expertos en psicología infantil, este enfoque refuerza el vínculo emocional con los alimentos saludables, incentivando a los niños a elegirlos sin que perciban estas opciones como una obligación o imposición por parte de los adultos. Los relatos, además, son especialmente efectivos porque apelan a símbolos y escenarios familiares para los pequeños, lo cual facilita que internalicen los mensajes de una manera natural.
El reciente estudio abordó la posibilidad de utilizar cuentos infantiles para influir en los hábitos alimenticios de los niños
El reciente estudio liderado por Werner Sommer de la Universidad Humboldt de Berlín, en colaboración con la Universidad de Nairobi, abordó la posibilidad de utilizar cuentos infantiles para influir en los hábitos alimenticios de los niños. La investigación, llevada a cabo en Kenia con menores de entre 4 y 6 años, buscaba probar si un solo cuento de hadas podía cambiar las preferencias alimenticias de los más pequeños hacia opciones más saludables, como frutas y verduras.
Para el experimento, dividieron a los 80 niños participantes en dos grupos. Al primer grupo se le relató una historia en la que un pintor mágico, que restauraba el color de una ciudad, perdía su habilidad tras enfermarse por comer alimentos poco saludables. Luego, recuperaba su fuerza gracias a unas verduras mágicas, transmitiendo la idea de que estos alimentos tienen poderes especiales. En tanto, el segundo grupo escuchó una versión de la misma historia, pero sin referencias a ningún tipo de alimento.
Al concluir el experimento de dos semanas, los resultados mostraron que los niños que escucharon el cuento con referencias a frutas y verduras mostraron un cambio claro en sus elecciones alimenticias, eligiendo con mayor frecuencia opciones saludables como frutas y verduras en lugar de pasteles o galletas. Esta variación no se observó en el segundo grupo, cuyos integrantes no mostraron cambios en sus preferencias alimenticias tras escuchar la historia sin referencias de alimentos.
Los resultados del estudio revelaron que, con solo 20 minutos de narración de cuentos, los niños experimentaron un cambio notable en sus preferencias alimenticias
El efecto fue sorprendente: incluso con una única sesión de narración, los niños pasaron de preferir alimentos menos saludables a optar por aquellos presentados en el cuento como fuentes de poder y salud. Este cambio sugiere que la narrativa mágica no solo incentivó una curiosidad inicial por probar otro tipo de comida, sino que también pudo contribuir a generar una nueva costumbre. Según Wendy Wood, experta de la Universidad del Sur de California, este tipo de exposición repetida y reforzada es clave para que los niños adopten un gusto duradero por ciertos alimentos.
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