Específicamente en el 2011 se enfocó en la pintura, habilidad que fue desarrollando poco a poco. Cuando pintaba sentía una gran emoción, lo mismo le pasaba cuando veía una pintura o una foto de otro autor: “me sentía vulnerable, me trasladaba a ese momento que el autor quería plasmar e inconscientemente le hacia una historia; ese año fue muy importante para mí, fue un descubrimiento personal”, cuenta Ballesteros.
Dos años después, el lobby del reconocido Hotel Jirahara de la ciudad de Barquisimeto en Venezuela, fue el lugar donde comenzó a exponer sus piezas.
El pasado 13 de julio, realizó una exposición en la galería de arte ubicada en las instalaciones del arquitecto Orlando Perdomo en el Hotel Tiffany también en la ciudad de Barquisimeto.
La exposición que se llevó a cabo durante un día, a puertas abiertas, fue una invitación a los amantes del arte a disfrutar de algo diferente. Para finalizar los asistentes fueron invitados a una pequeña celebración.
Muy pronto, las obras más relevantes de Liley Ballesteros comenzarán a ser expuestas en una gira que realizará por varios estados de su natal Venezuela.
“Es una sensación indescriptible poder contemplar estos sentimientos como autor y no como espectador. Comprobé que el arte, sobre todo la pintura, estimula la comunicación, creatividad, disminuye la ansiedad, los miedos, ayuda a la autoestima, en sí es terapéutico. Ayuda a liberar y drenar esas luchas internas que todos hemos tenido en algún momento”, finaliza la artista.