La inflación en Brasil, la mayor economía de América Latina, se situó en septiembre en el 4,42% interanual, 0,18 puntos más con respecto a agosto, presionada por el alza de la electricidad y los alimentos como consecuencia de la sequía, informó este miércoles el Gobierno.
El Índice Nacional de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) registró un alza del 0,44% en septiembre, después de que en agosto retrocediera un 0,02%, en el que fue el primer resultado negativo desde junio de 2023, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
El principal elemento que influyó fue la factura de la luz en los hogares, que escaló un 5,36% en septiembre, como consecuencia de la intensa sequía que sufre más de la mitad del país y que ha causado un descenso agudo del nivel de los embalses.
Los alimentos también subieron un 0,5%, tras dos meses seguidos de caídas, impactados por el alza de la carne bovina y algunas frutas, como la naranja, el limón y la papaya.
«La fuerte sequía y el clima seco contribuyeron para la disminución de la oferta», explicó el IBGE.
El Banco Central de Brasil, anticipándose a la subida de los precios de septiembre, decidió el mes pasado iniciar un proceso «gradual» de subidas de la tasa de interés.
De esta forma, subió las tasas, por primera vez desde agosto de 2022, con un ajuste del 0,25%, hasta situarlos en el 10,75% anual, motivado en parte por la incertidumbre fiscal y el aumento del gasto público promovido por el Gobierno brasileño.
Sin embargo, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva volvió este martes a sacar pecho de su gestión económica y afirmó que «hoy hay poquísimos países con la estabilidad de Brasil», que este año crecerá «un 3,5%», según sus cálculos.
«Estoy muy feliz porque la economía va razonable, la tasa de intereses aún es alta, pero deberá ceder. Tenemos la inflación controlada y el empleo y la masa salarial están creciendo», indicó el mandatario en un acto, en Brasilia.
EFE.