Cuando se de ortodoncia, muchas personas piensan en adolescentes o adultos que llevan brackets para corregir la posición de sus dientes. Sin embargo, la ortodoncia preventiva e interceptiva es una etapa fundamental que muchas veces pasa desapercibida, y es precisamente en la infancia donde ese puede hacer una diferencia en la salud bucal de los niños.
La ortodoncia preventiva e interceptiva se encarga de identificar y tratar a tiempo alteraciones en la mordida, el crecimiento de los maxilares o hábitos que afectan la posición de los dientes, como chuparse el dedo o respirar por la boca. Atender estos problemas desde pequeños no solo evita tratamientos largos y costosos en la adultez, sino que también mejora la función masticatoria, la respiración y, por supuesto, la estética de la sonrisa, lo que contribuye a la autoestima de los niños.
La odontologa Sol Alcalá indicó que cuando se interviene a tiempo, se puede guiar el crecimiento de los huesos y hacer que los dientes tengan el espacio correcto para salir, evitando apiñamientos o la necesidad de extracciones más adelante.
Por lo que indica que, la recomendación general es que sea alrededor de los 6 o 7 años, cuando comienzan a salir los primeros dientes permanentes. En esta etapa, el especialista puede evaluar cómo están creciendo los maxilares y detectar cualquier problema que requiera atención.