Uno de los principales retos que tienen que afrontar los oncólogos en el caso del cáncer de ovario es que no disponen de pruebas eficaces para diagnosticarlo cuando se encuentra en las primeras etapas, un momento en el que es más fácil de combatir.
Eso es lo que ocurre con el carcinoma de ovario seroso de alto grado (CSAG) , que es el tipo más común de cáncer de ovario y el más letal.
Cuando una mujer desarrolla un bulto en la parte inferior del abdomen es difícil determinar si es inofensivo o se trata de este tipo de cáncer antes de la cirugía, las biopsias tampoco suelen ser útiles y por ello es difícil saber cuál es el mejor tratamiento.
Esto podría cambiar ahora gracias a un nuevo tipo de análisis de sangre que permite detectar ácidos nucleicos específicos que circulan en la sangre y que se ha probado en un estudio publicado en Clinical Cancer Research.
Cuando el cáncer de ovario se encuentra en sus etapas iniciales, las pacientes tienen más del 90% de posibilidades de vivir cinco años o más , pero sus posibilidades se reducen a menos del 40% si el cáncer se detecta en etapas avanzadas.
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