La mala alimentación puede traer consecuencias a la salud ocular, el abuso de grasas, por ejemplo, puede colaborar para el surgimiento de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), enfermedad muy frecuente en personas mayores de 60 años como su nombre sugiere, destruye lentamente la visión central.
La condición afecta la agudeza visual y la visión en colores y hace más difícil las tareas del día a día, como la lectura, la identificación de detalles finos, la conducción y el reconocimiento de las caras.
Si bien la edad avanzada es un agente fundamental en el desarrollo de la DMAE, los malos hábitos alimenticios son uno factor de riesgo determinante, así como el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo. Algunos individuos, además, presentan una predisposición genética a padecer esta enfermedad.
Una dieta equilibrada y saludable es esencial para mantener el buen funcionamiento de nuestro organismo de manera general, lo que quizás muchos no tengan en cuenta es que la alimentación desempeña también un importante papel en la preservación de la salud de los ojos.