La diabetes Mellitus es una enfermedad crónica, no transmisible, pero de origen fundamentalmente genético. Hay varios tipos, pero la más común son dos: Diabetes tipo 2, habitualmente presentada en adultos que requieren tratamiento con hipoglicemiantes orales. El otro se manifiesta en un grupo menor (menos del 10% de los enfermos), conocida como Diabetes tipo 1, de origen inmunológico que es prevalente más en niños y adolescentes y requieren tratamiento con insulina.
Lo que se conoce como hiperglucemia produce complicaciones en muchos sistemas u órganos. Unos de los cambios más significativos son los de la pared de las arterias que conllevan a la disminución de la función de los riñones con insuficiencia renal tardía. También cuentan las lesiones cardiovasculares como hipertensión e isquemia cardiaca y accidentes cerebro-vasculares, así como las alteraciones de la retina en los ojos, con frecuente aparición de cataratas, y a veces pérdida total de la agudeza visual.
Otras complicaciones explica el Dr. Anselmo Palacios, Endocrino “Incluyen los cambios en los niveles de lípidos o grasas, como el colesterol y los triglicéridos elevados, que contribuyen a agravar las lesiones cardiovasculares. Asimismo y debido a la disminución de la calidad circulatoria y metabólica el paciente diabético con frecuencia presenta problemas en la esfera sexual; con disminución de las erecciones y de la cantidad de semen eyaculado, que implica disminución eventual de la fertilidad masculina, sobretodo en los diabéticos jóvenes”.
Otros daños se relacionan con el de la circulación periférica; que en las extremidades pueden llevar a lesiones dolorosas, con parestesias o dormición de las piernas y al final con establecimiento de ulceras en extremidades; a veces con lamentables amputaciones en estos miembros.
“Muchas de estas complicaciones pueden prevenirse con el adecuado control tensional, así como de la glicemia y los lípidos en la dieta diaria; tomando en cuenta que los procesos de oxidación regulan la calidad de distintos tejidos. Estos valores son los que se alteran en el paciente diabético, pero el uso adicional de protectores como vitaminas específicas, antioxidantes y sobre todo la ingesta adecuada de ácidos grasos poli-insaturados como los omegas contenidos en peces y otros medicamentos puede ayudar a disminuir estos dañinos efectos” señala Palacios.