Por primera vez, un estudio científico llegó a la conclusión de que la crisis climática y sus efectos podrían provocar una importante prolongación de la duración del embarazo en las mujeres, que llegaría a las 41 semanas, lo que representa diez días más de lo normal.
“Sabemos que nacer demasiado pronto–el denominado nacimiento prematuro– tiene riesgos para la salud bien documentados, pero se ha prestado poca atención a los riesgos asociados con nacer demasiado tarde”, afirma el autor principal de este trabajo y experto de la Universidad de Curtin (Australia), Sylvester Dodzi Nyadanu.
Los científicos analizaron más de 400.000 nacimientos en Australia en los últimos años y su relación con la contaminación del aire, la temperatura y el estrés biotérmico, es decir, la temperatura del aire, la temperatura radiante o la humedad relativa, así como las propias condiciones biológicas humanas.
Los datos del estudio concluyen que este retraso en el nacimiento de los bebés es especialmente perceptible en madres de más de 35 años, así como en embarazos con complicaciones, madres primerizas y las que residen en áreas urbanas, reseñan Agencias Internacionales.
«Los factores de estrés ambientales, incluidas las exposiciones relacionadas con el clima durante el embarazo, se han asociado con la respuesta al estrés materno y las consiguientes alteraciones de las actividades endocrinas e inflamatorias, que aumentan hacia el final del embarazo”, explica Nyadanu.
Estos cambios en la duración de la gestión pueden suponer una amenaza para la salud de la madre y también del bebé. Entre otras cosas, resulta más probable que se deba realizar una intervención médica, como la inducción al parto o cesárea, y también hay un mayor riesgo de muerte fetal, complicaciones en el parto, mortalidad infantil o problemas emocionales y de comportamiento en la primera infancia.
VTV/Noticias Venevisión