Para muchas personas, el momento de irse a la cama es una auténtica "tortura", ya que conciliar el sueño resulta tremendamente imposible. Al día siguiente, se arrastra toda una jornada marcada por el cansancio y la fatiga, fruto de no haber descansado correctamente durante la noche, según PMFarma.
El cerebro generalmente es realista y racional, pero también es capaz de magnificar problemas muy pequeños. Los sueños reparadores activan áreas cerebrales que conectan con la capacidad de encontrar soluciones a los problemas, pero cuando no existe este descanso, todo resulta más complejo y aparecen los problemas y situaciones que nos preocupan, según Anna Coderch, psicóloga y colaboradora del laboratorio francés PiLeJe.
"A veces nos ponemos a dormir en un estado de hiperactividad cerebral que choca directamente con la necesidad de que nuestro cerebro se relaje y así poder dormirnos. Cuesta entender que, para dormir bien, hay que meterse en la cama descansado, y muchas veces no sirve solo con relajarse media hora antes, es algo que hay que trabajar durante todo el día para encontrar el equilibrio", explica Javier Albares, especialista en sueño y colaborador de PiLeJe.
En muchos casos, las personas con dificultades para dormir o que tienen un sueño poco reparador entran en una fase de "miedo al insomnio" que empeora aún más la situación. Además, esto puede afectar a la realización de deporte, pues una sensación de cansancio hace que tengamos una mayor tendencia a una vida sedentaria. "Mi recomendación para las personas que han entrado en ese círculo vicioso es ir a la cama sin pretender dormir", explica Coderch.
Qué hacer para dormir mejor
Existe una serie de hábitos específicos que pueden ayudar de forma considerable a conciliar el sueño más fácilmente. Aunque los expertos aseguran que no existe una fórmula infalible, se pueden llevar a cabo algunas técnicas que favorezcan el sueño. En primer lugar, una alimentación sana durante el día, unido a una buena hidratación, favorece la producción de serotonina y melatonina.
Además, existen determinados alimentos que favorecen el descanso, como es el chocolate o el arroz y especialmente aquellos con altos índices de magnesio. Las rutinas de ejercicio, una buena exposición a la luz solar en el día a día y evitar las pantallas hasta dos horas antes de dormir son algunos de los consejos más habituales.
El Economista