Desde la antigüedad ya sabían de sus beneficios porque, además, es antiséptica y antibiótica. Conocida por los antiguos egipcios como «la planta de la inmortalidad», las propiedades del áloe vera para nutrir e hidratar la piel o regenerar los tejidos del rostro no están reñidas con su capacidad para aliviar el dolor de una quemadura, la picadura de un insecto o hacer cicatrizar rápido una herida, incluso aquellas tan molestas de los labios.
El aloe vera penetra en las capas más profundas de la piel, por lo que estimula la producción del propio colágeno y, al ser rica en vitaminas, enzimas, minerales y nutrientes naturales, permite la reproducción de células nuevas, por lo que evita las arrugas precoces, tensa los surcos ya existentes y retrasa su aparición en el futuro, si se persiste en su uso.
Esta planta ofrece a la piel, no sólo su jugo, sino una mezcla de doscientos componentes, entre los que destacan enzimas, vitaminas, ácidos y sales orgánicas y minerales.
Las pieles mimadas con cosméticos de la planta aloe vera brillan con luz propia: Los nutrientes, vitaminas, minerales, aminoácidos y las enzimas de esta planta actúan desde la capa más profunda de la piel para estimular la producción de colágeno, hidratar, disimular las arrugas y retrasar la aparición de las propias de la edad.
“La planta de aloe vera resulta también excelente como filtro solar, contribuye a eliminar las manchas causadas por el sol, en caso de uso prolongado, y también previene y elimina las pequeñas estrías”, señala la esteticista Ana Julia Gil, quien comenta que en los hombres sirve para contrarrestar la irritación del afeitado, cuando la piel queda dañada por el paso de las cuchillas, evitando el enrojecimiento y las posibles erupciones en la piel.
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