Tras estudiar a 80 personas con enfermedad del hígado graso no alcohólico, los investigadores de nutrición de la Universidad de Illinois, en Chicago (EEUU), descubrieron que aquellos que seguían una dieta de ayuno en días alternos y hacían ejercicio podían mejorar su salud.
Los investigadores informan que, durante un período de tres meses, las personas que hicieron ejercicio y alternaron días de fiesta y ayuno, es decir, comieron sin restricciones un día y 500 calorías o menos al siguiente, vieron una mayor sensibilidad a la insulina y una disminución de la grasa hepática o enzimas alanina transaminasa, que son marcadores de enfermedad hepática. Los hallazgos fueron publicados en ‘Cell Metabolism’.
La enfermedad del hígado graso no alcohólico es una acumulación de grasa e inflamación en pacientes que beben poco o nada de alcohol. Aproximadamente el 65 por ciento de los adultos obesos tienen la enfermedad y esta condición está fuertemente relacionada con el desarrollo de resistencia a la insulina y diabetes tipo dos.
Además, si no se controla, la enfermedad del hígado graso puede provocar complicaciones más graves como cirrosis o insuficiencia hepática, pero existen pocas opciones de medicamentos buenos para tratar la afección.
«Cuando comparamos los resultados de nuestros grupos de estudio, vimos claramente que los pacientes que más mejoraron estaban en el grupo que seguía la dieta de ayuno en días alternos y hacía ejercicio cinco días a la semana», asegura Krista Varady, la autora del estudio y profesora de nutrición en la Facultad de Medicina Aplicada Ciencias de la Salud. Por el contrario, «las personas que solo hicieron dieta o solo hicieron ejercicio no vieron las mismas mejoras», remata.
Los participantes en el ensayo clínico fueron asignados al azar a uno de cuatro grupos: un grupo de ayuno en días alternos, un grupo de ejercicio aeróbico, un grupo combinado y un grupo de control en el que los participantes no hicieron cambios en sus comportamientos.
Los grupos de dieta registraron su ingesta de alimentos y los de ejercicio usaron una máquina elíptica en el laboratorio de Varady durante una hora, cinco días a la semana. Además de ver indicadores metabólicos mejorados, los autores del estudio también notaron que no hubo eventos de seguridad graves durante el ensayo: los pacientes pudieron mantener la dieta y el ejercicio de manera segura durante el estudio de tres meses. Por este motivo, Varady cree que esto puede ser una buena opción para personas con hígado graso que quieran mejorar su salud sin fármacos, que pueden tener efectos secundarios.
El estudio de Varady es el primer que examina el efecto del ayuno intermitente combinado con ejercicio en los resultados de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Además, los autores también aseguran que «la intervención combinada fue eficaz para reducir el peso corporal, la masa grasa, la circunferencia de la cintura, la ALT, la insulina en ayunas, la resistencia a la insulina y aumentar la sensibilidad a la insulina entre los pacientes con obesidad».