Bajo el lema “Construyendo un mundo justo y un planeta sostenible”, la cumbre del G20, celebrada entre el lunes y el martes en Río de Janeiro, aprobó un documento de 85 puntos en el que los jefes de Estado y de Gobierno se enfocaron en la desigualdad, el hambre, los conflictos armados y el cambio climático.
Puntos claves.
Durante el encuentro en Río de Janeiro, el anfitrión, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, lanza la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, que promueve subsidios y otras medidas para acabar con la desnutrición.
En la declaración final se incluye un compromiso de cooperación para garantizar que las fortunas de los individuos más ricos del mundo puedan ser tasadas, aunque “con total respeto a la soberanía tributaria”. Sin embargo, el texto no hace referencia directa al impuesto del 2 por ciento al patrimonio anual de los multimillonarios que impulsa Lula.
Más temprano se informó que Argentina, presidida por el ultraliberal Javier Milei, no se adhería a la Alianza. Sin embargo, la delegación argentina finalmente suscribió la propuesta, aunque esto ocurrió después de que ya se había anunciado.
Aunque con reservas, Milei suscribió el acuerdo del G20, pero aclaró que se desmarca de temas como el de imponer tributos a los más ricos.
Aunque hay expectativas de que el G20 ayude a destrabar las negociaciones en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán), estancadas en torno al financiamiento climático, en la declaración final los mandatarios solo reafirman su compromiso en la lucha contra el calentamiento global y aseguran estar "decididos" a emprender acciones "estructurales" en sus economías para ampliar la acción climática.
Aunque el texto de la declaración final no menciona explícitamente a Rusia, los países miembros del G20 condenan el sufrimiento y los impactos negativos en la seguridad alimentaria y energética global derivados de la guerra en Ucrania. Asimismo, califican de catastrófica la situación humanitaria en la Franja de Gaza y la escalada en el Líbano. En este contexto, exigen la eliminación de las barreras para la asistencia humanitaria y el fortalecimiento de la protección de los civiles.
Los países miembros del G20 apoyan una solución de dos Estados, en la que Israel y Palestina vivan uno al lado del otro, en paz, dentro de fronteras seguras y reconocidas, de conformidad con el derecho internacional. El documento señala textualmente que “no habrá sostenibilidad ni prosperidad sin paz”.
Los analistas advierten que el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, con su toma de posesión prevista para el 20 de enero, añade incertidumbre a los acuerdos alcanzados en la cumbre del G20. Cualquier compromiso climático o financiero aceptado por la administración saliente podría ser revertido rápidamente bajo el nuevo gobierno republicano, conocido por su escepticismo hacia las políticas ambientales y los acuerdos multilaterales.
Voz de América