Científicos de la Universidad de Reading, en Reino Unido, midieron el impacto de las altas dosis de vitamina B6 en adultos jóvenes y descubrieron que se sentían menos ansiosos y deprimidos después de tomar los suplementos todos los días durante un mes.
El estudio, publicado en la revista ‘Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental’, aporta valiosas pruebas para apoyar el uso de suplementos que se cree que modifican los niveles de actividad en el cerebro para prevenir o tratar los trastornos del estado de ánimo, aseguran sus autores.
El doctor David Field, autor principal de la Facultad de Psicología y Ciencias Clínicas del Lenguaje de la Universidad de Reading, señala que «el funcionamiento del cerebro depende de un delicado equilibrio entre las neuronas excitadoras, que transportan la información, y las inhibidoras, que evitan la actividad desbocada».
«Teorías recientes han relacionado los trastornos del estado de ánimo y algunas otras afecciones neuropsiquiátricas con una alteración de este equilibrio, a menudo en la dirección de niveles elevados de actividad cerebral –prosigue–. La vitamina B6 ayuda al cuerpo a producir un mensajero químico específico que inhibe los impulsos en el cerebro, y nuestro estudio relaciona este efecto calmante con la reducción de la ansiedad entre los participantes».
Aunque estudios anteriores han aportado pruebas de que las multivitaminas o la levadura pueden reducir los niveles de estrés, se han realizado pocos estudios sobre qué vitaminas concretas contenidas en ellas impulsan este efecto.
El nuevo estudio se centró en el posible papel de la vitamina B6, conocida por aumentar la producción corporal de GABA (ácido gamma-aminobutírico), una sustancia química que bloquea los impulsos entre las células nerviosas del cerebro.
En el ensayo actual, se asignó aleatoriamente a más de 300 participantes suplementos de vitamina B6 o B12 muy por encima de la ingesta diaria recomendada (aproximadamente 50 veces la cantidad diaria recomendada) o un placebo, y tomaron uno al día con la comida durante un mes.
El estudio demostró que la vitamina B12 tuvo poco efecto en comparación con el placebo durante el periodo de prueba, pero la vitamina B6 marcó una diferencia estadísticamente fiable.
El aumento de los niveles de GABA entre los participantes que habían tomado suplementos de vitamina B6 se confirmó mediante pruebas visuales realizadas al final del ensayo, lo que respaldó la hipótesis de que la vitamina B6 era responsable de la reducción de la ansiedad. Se detectaron cambios sutiles pero inofensivos en el rendimiento visual, consistentes con niveles controlados de actividad cerebral.
«Muchos alimentos, como el atún, los garbanzos y muchas frutas y verduras, contienen vitamina B6 –recuerda Field–. Sin embargo, las altas dosis utilizadas en este ensayo sugieren que serían necesarios suplementos para tener un efecto positivo en el estado de ánimo».
Subraya que «es importante reconocer que esta investigación se encuentra en una fase inicial y que el efecto de la vitamina B6 sobre la ansiedad en nuestro estudio fue bastante pequeño en comparación con lo que cabría esperar de la medicación, pero las intervenciones basadas en la nutrición producen muchos menos efectos secundarios desagradables que los medicamentos, por lo que en el futuro la gente podría preferirlas como intervención», recuerda.
«Para que sea una opción realista, es necesario seguir investigando para identificar otras intervenciones basadas en la nutrición que beneficien el bienestar mental, lo que permitiría combinar diferentes intervenciones dietéticas en el futuro para obtener mayores resultados –afirma–. Una opción potencial sería combinar los suplementos de vitamina B6 con terapias de conversación, como la terapia cognitiva conductual, para potenciar su efecto».
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