La gonorrea es una enfermedad de transmisión sexual que continúa avanzando, ya que en España se registraron 12.359 nuevos casos en 2019, y entre 2013 y 2019 el incremento anual de esta infección fue del 25,2%, según datos del Instituto de Salud Carlos III. A nivel mundial, solo en el año 2020 se diagnosticaron más de 80 millones de casos y un significativo porcentaje de los afectados presentó resistencias a los tratamientos administrados.
En la actualidad no se dispone de una vacuna para prevenir la gonorrea, pero tres estudios que se han publicado en la revista científica The Lancet Infectious Diseases (uno llevado a cabo en Atlanta, otro en Australia y un tercero en Gran Bretaña) indican que la vacuna frente al meningococo B podría resultar útil para proteger de esta infección a jóvenes y hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y tienen más riesgo de contagio.
Los estudios han mostrado unas tasas de prevención de enfermedad gonocócica que oscilan entre el 33% y el 40%, y aunque no se trata de porcentajes muy altos, podría contribuir significativamente a frenar el avance de la infección. La protección cruzada que revelan estos trabajos se debe a que los microorganismos que provocan ambas enfermedades presentan ciertas similitudes: son bacterias del género Neisseria (Neisseria meningitidis serogrupo B y Neisseria gonorrhoeae) y, por tanto, comparten parte de su material genético.
En la actualidad no se dispone de una vacuna para prevenir la gonorrea, pero tres estudios que se han publicado en la revista científica The Lancet Infectious Diseases (uno llevado a cabo en Atlanta, otro en Australia y un tercero en Gran Bretaña) indican que la vacuna frente al meningococo B podría resultar útil para proteger de esta infección a jóvenes y hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y tienen más riesgo de contagio.
Los estudios han mostrado unas tasas de prevención de enfermedad gonocócica que oscilan entre el 33% y el 40%, y aunque no se trata de porcentajes muy altos, podría contribuir significativamente a frenar el avance de la infección. La protección cruzada que revelan estos trabajos se debe a que los microorganismos que provocan ambas enfermedades presentan ciertas similitudes: son bacterias del género Neisseria (Neisseria meningitidis serogrupo B y Neisseria gonorrhoeae) y, por tanto, comparten parte de su material genético.