La manzana se ha consolidado como una de las frutas más presentes en la alimentación de distintas culturas alrededor del mundo. Reconocida por su versatilidad y su característico equilibrio entre dulzor y acidez, forma parte de tradiciones, recetas familiares y comidas cotidianas en numerosos países.
Su variedad de colores, texturas y sabores la han hecho preferida tanto para el consumo directo como para su incorporación en preparaciones más elaboradas.
La manzana tiene numerosas cualidades, de las cuales la hacen imprescindibles para la salud, y una de ellas es la cantidad de vitaminas que posee.
La vitamina C es la más destacada, ya que cumple una función antioxidante fundamental y apoya al sistema inmunológico.
Según la Universidad de Harvard, una manzana mediana puede aportar alrededor de 4,6 mg de vitamina C, lo que corresponde aproximadamente al 8% del valor diario recomendado, siendo la variedad reineta la más rica en esta vitamina, con hasta 11 mg por pieza.
La fruta también contiene vitamina A, que contribuye a la salud visual y al sistema inmune, con 54 UI por cada 100 gramos, y vitamina K, presente en cantidades de 2,2 microgramos, esencial para la coagulación sanguínea.
Las vitaminas del grupo B aparecen en distintas proporciones, abarcando B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B5 (ácido pantoténico) y B6 (piridoxina), todas implicadas en el metabolismo energético y el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Por otro lado, la vitamina E, aunque en menor cantidad, proporciona protección antioxidante y contribuye a la defensa celular.
El impacto positivo del consumo de manzanas en la salud humana está ampliamente documentado. La Universidad de Harvard, en un estudio, que sostiene que su alto contenido en fibra, especialmente pectina, y la presencia de antioxidantes aportan beneficios cardiovasculares, mejorando los perfiles de colesterol LDL y promoviendo la integridad vascular.
Healthline y Medical Today News reafirman estos resultados, señalando la relación inversa entre el consumo diario de manzanas y el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, un efecto que se explica por la combinación de fibra soluble y bajo índice glucémico.
Un estudio publicado en la revista Excli Journal reportan además una asociación significativa con la reducción de ciertos cánceres, entre ellos los de colon, pulmón y mama, debido a la acción conjunta de antioxidantes y compuestos fenólicos que protegen el ADN y regulan la inflamación celular.
Sumado a lo anterior, Medical Today News, destaca que el rol de la manzana en la regulación intestinal y la promoción de una microbiota óptima, amortiguando tanto el estreñimiento como las diarreas gracias a la sinergia entre fibra insoluble y soluble.
Las diferencias nutricionales entre la manzana verde y la roja radican principalmente en la concentración de azúcares, fibras y compuestos bioactivos.
Según la base de datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, la manzana verde contiene menos azúcares simples, alrededor de 10 gramos por cada 100 gramos, lo que puede ser una ventaja para quienes buscan moderar la ingesta glucémica o tienen necesidades específicas de control metabólico.
Además, la manzana verde suele contener un poco más de vitamina C que algunas variantes rojas.
Por su parte, la manzana roja destaca por su riqueza en antocianinas —pigmentos antioxidantes localizados en la piel— y presenta, en promedio, más carbohidratos totales, aproximadamente 25 gramos por pieza mediana, con 19 gramos de azúcares.
Su fibra supera los 4,4 gramos en una pieza de 182 gramos, lo que la hace sumamente saciante y eficaz contra el estreñimiento. La diferencia fundamental entre ambos tipos de manzana es, por tanto, el perfil de antioxidantes en la piel y el sabor, siendo la roja más dulce y la verde más ácida, lo que influye en la preferencia individual más que en una superioridad objetiva.
La composición nutricional de la manzana verde está reconocida ampliamente en análisis de bases como la USDA- Una manzana verde de 100 gramos aporta unas 52 kcal, con 14 gramos de carbohidratos, de los cuales 10 corresponden a azúcares naturales.
Proporciona 2,4 gramos de fibra dietética, lo que la convierte en un alimento recomendado para favorecer el tránsito intestinal y la saciedad. El nivel de proteína es bajo, 0,3 gramos, mientras que la grasa resulta prácticamente insignificante, 0,2 gramos, sin presencia de grasas saturadas. Con un 86% de contenido de agua, se trata de una fruta hidratante y refrescante.
El perfil vitamínico detalla la presencia de 4,6 mg de vitamina C, 54 UI de vitamina A y 2,2 microgramos de vitamina K, junto con minerales destacados como 107 mg de potasio, 6 mg de calcio, 5 mg de magnesio y 0,12 mg de hierro por cada 100 gramos.
El valor nutricional de la manzana roja es muy variado y tiene muchos beneficios, según la USDA.
Una pieza mediana, con un peso aproximado de 182 gramos, proporciona alrededor de 95 calorías y contiene un 86% de agua, favoreciendo la hidratación.
El aporte de carbohidratos es de 25 gramos por unidad, de los cuales 19 son azúcares de absorción fácil, fructosa, glucosa y sacarosa.
La fibra dietética supera los 4,4 gramos en una pieza mediana, situándose en su mayoría en la piel, en forma de pectina.
El contenido en proteínas permanece bajo (0,5 gramos), al igual que la grasa (0,3 gramos). Entre los minerales predomina el potasio, mientras que las cantidades de calcio, magnesio y hierro son menores pero importantes para procesos celulares.
Se destaca la presencia de antocianinas y flavonoides en la piel, responsables de buena parte del poder antioxidante, sumados a un contenido apreciable de vitamina C, aunque inferior al de algunas manzanas verdes.
Este balance ofrece una opción satisfactoria para quienes buscan una fruta dulce, hidratante y rica en compuestos bioactivos, como lo refrendan Healthline y Medical Today News, coincidiendo ambos en los beneficios digestivos y la aportación al control glucémico y cardiovascular de esta variedad.
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