La Organización Mundial de la Salud (OMS), criticada por países como EEUU debido a su presunto apoyo a China en la actual crisis sanitaria, inaugura este lunes una de sus asambleas anuales más complicadas, consagrada casi íntegramente a reforzar la coordinación global contra la pandemia de Covid-19.
La asamblea durará sólo dos días y se celebrará de forma virtual debido a las limitaciones que la propia pandemia ha impuesto a los viajes y los eventos de masas, por lo que representantes de los 194 Estados miembros, entre los que se esperan varios líderes estatales, intervendrán por videoconferencia.
La reunión anual llega en un momento en el que la OMS atrae una atención mundial casi inédita en sus 72 años de historia, por su papel coordinador y asesor en una pandemia que afecta a 4,5 millones de personas en el mundo y ha causado más de 300.000 muertos, algo que también la ha convertido en blanco de numerosas críticas.
Procedentes sobre todo de EEUU, aunque también desde gobiernos como el australiano o el alemán, muchas críticas se dirigen al director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, acusado de haber confiado en exceso en la información que aportó China en las primeras semanas de la crisis, a principios de año.
Esas críticas llevaron en abril al presidente estadounidense, Donald Trump, a congelar la contribución de su país a la OMS, que supone aproximadamente un 15 % del presupuesto total del organismo: EEUU, el país con más casos de COVID-19 en el mundo, 1,5 millones, es tradicionalmente el principal donante.
La Unión Europea, otro de los territorios gravemente afectado por el coronavirus en los últimos meses, presentará en la asamblea una propuesta de resolución junto a otros miembros de la OMS en la que se pide una revisión de la gestión que la organización hizo de la pandemia, en busca de responsabilidades.
El último punto de la resolución, que también tiene como firmantes a Rusia, Japón, México o Australia, entre otros, pide iniciar lo antes posible «un proceso gradual de evaluación imparcial, independiente y exhaustivo» de la respuesta sanitaria internacional coordinada por la OMS contra la Covid-19.
La búsqueda de responsabilidades podría sumar tensiones a una asamblea en la que no sólo la OMS, sino también China, origen de la pandemia, podría recibir críticas sobre su gestión, en opinión del experto en la organización Jeremy Youde, de la Universidad de Minnesota Duluth (EEUU).
«En la pandemia países influyentes se acusan entre sí de no haber hecho lo suficiente, lo cual se ha convertido en un problema y un reto de la OMS, una organización que siempre intenta ser diplomática con todos sus miembros», valoró.
La asamblea tendrá en su agenda otro punto espinoso, el de incluir o no en ella como observador a Taiwán, el primer territorio del mundo en iniciar medidas preventivas contra el coronavirus y el que ha mostrado una de las gestiones más modélicas, habiendo registrado apenas 440 casos y siete fallecimientos.
Aliados diplomáticos de la isla, entre ellos países latinoamericanos como Guatemala, Honduras, Nicaragua o Paraguay, solicitaron formalmente invitar a Taiwán; y Estados Unidos, por boca de su secretario de Estado Mike Pompeo, también pidió públicamente que la isla esté presente, algo que se votará al inicio.
Sin embargo, se teme que el Gobierno chino, abiertamente enfrentado a la presidenta taiwanesa Tsao Ing-wen desde su llegada al cargo en 2016, vete esa invitación y deje fuera de la asamblea a la isla, como ya ha ocurrido en los cuatro últimos años.
Se espera por otro lado que la asamblea envíe un mensaje de solidaridad a los trabajadores sanitarios que se han sacrificado en la lucha contra el coronavirus (al menos 100.000 en todo el mundo contrajeron la enfermedad y 260 murieron, según cifras provisionales, aunque se cree que las cifras reales sean mucho mayores).
También se subrayará que junto a la enorme pérdida en vidas humanas que ha supuesto la COVID-19 ésta ha tenido un negativo impacto en muchos otros aspectos, desde la salud mental a la economía o el bienestar social, aumentando males como la desigualdad, la violencia doméstica o la pobreza.
En opinión de Youde, la asamblea de una OMS en crisis que intenta responder a una pandemia puede ser una oportunidad para impulsar una reforma de la organización que le permita en el futuro «recoger mejor información, responder más rápido, emitir mejores recomendaciones y ayudar más a los gobiernos».
EFE