Estudios revelan que el tratamiento más común para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), compuesto por metilfenidato (MPH), no solo mejora los síntomas conductuales, sino que también altera directamente la forma en que niños y adolescentes procesan los estímulos sensoriales.
Los últimos hallazgos, entre ellos los realizados por la Universidad de Santiago de Compostela (USC) de España, abren un camino crucial para desarrollar tratamientos más personalizados para el TDAH, el trastorno del neurodesarrollo más frecuente en la infancia.
La investigación, una revisión sistemática de cerca de 600 publicaciones europeas, detalla cómo el metilfenidato influye concretamente en varios sentidos:
1- El tratamiento mejora el control postural y la estabilidad corporal en los pacientes.
2- El MPH normaliza la percepción del dolor. Los pacientes sin tratar suelen percibir menos dolor de lo habitual, una alteración que el fármaco ajusta.
3- El uso de ruido blanco se vuelve más efectivo para mejorar el rendimiento en tareas cognitivas en pacientes bajo tratamiento.
En contraste, se observó que la medicación podría deteriorar la capacidad para distinguir olores en algunos pacientes.
Al respecto, el líder del Grupo de Investigación en Cognición, Neurodesarrollo y Género, Montse Fernández Prieto, destacó la importancia de estos efectos: “Estos hallazgos nos recuerdan que los tratamientos no solo influyen en la conducta, sino también en cómo las personas con TDAH interpretan el mundo que las rodea. Comprender estos cambios es clave para mejorar su calidad de vida”.
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