El corazón de las personas con obesidad es diferente al de las personas que no tienen sobrepeso. En ellos sufre una sobrecarga de trabajo, de aumento de presión, y se vuelve viejo, según alerta la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO).
Detalla que esta sobrecarga se produce porque en estos pacientes su corazón necesita mover más sangre a más volumen de tejido, de forma que, igual que cualquier otro músculo del cuerpo, aumenta en consecuencia su grosor primero y después su tamaño, «lo que deriva a la larga en una insuficiencia cardiaca, o lo que es lo mismo en un fallo de la capacidad del corazón de bombear la sangre de forma adecuada».
La doctora Laura Crespo, médico especialista en Aparato Digestivo y Endoscopia Bariátrica del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO), subraya por su parte que los pacientes obesos presentan alteraciones en la contractilidad cardíaca, disfunción sistólica y diastólica, aumento de estados protrombóticos, cardiopatía isquémica, mayor incidencia de aterosclerosis, fibrilación auricular, arritmias y ectopias ventriculares.
«El corazón de una persona obesa puede mostrar cambios anatómicos como dilatación de las cavidades cardíacas e hipertrofia ventricular. Esto conduce a que el corazón de una persona obesa pueda ser a menudo disfuncionante y ocasionar insuficiencia cardíaca», remarca.
Es más, mantiene que la obesidad se asocia no solo a enfermedad coronaria, sino también a alteraciones del ritmo cardíaco y de la función ventricular. «El tejido adiposo subepicárdico se ha relacionado con un mayor riesgo cardiovascular y aterosclerosis coronaria. Además, la grasa subepicárdica en pacientes con enfermedad coronaria grave es una fuente de mediadores proinflamatorios. Recientemente se están llevando a cabo algunos estudios para determinar si el corazón de personas obesas es más rígido y menos distensible que el de individuos con normopeso. Parece también que este daño permanece, aunque el paciente pierda peso», sostiene la especialista de IMEO.
Según advierte, la obesidad representa también un factor de riesgo cardiovascular. De hecho, es el factor de riesgo cardiovascular más prevalente y también el más difícil de mejorar en pacientes con cardiopatía ya establecida, según destaca: «Existe un aumento de mortabilidad en pacientes obesos debido a eventos cardiovasculares. Los obesos tienen menos calidad de vida y una esperanza de vida más corta con los individuos con normopeso».
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