El Gobierno de Australia, que mantiene sus fronteras cerradas al exterior con algunas excepciones, anunció este viernes que reducirá a la mitad el número de llegadas internacionales debido al brote con la variante delta de la covid-19, que obligó a confinar a la mitad de la población del país.
El primer ministro, Scott Morrison, indicó que desde el 14 de julio hasta al menos el 31 de agosto, Australia permitirá la entrada semanal a 3.000 personas, principalmente con fines de repatriación.
Esta medida complica el regreso de 34.000 residentes y ciudadanos varados en el exterior de Australia, que desde que cerró sus fronteras en marzo de 2020 solo permite los desplazamientos internacionales con exenciones por razones humanitarias, laborales o de seguridad nacional.
La decisión se da en medio de un brote de la variante delta que acumula desde mediados de junio unas 250 infecciones locales y ha obligado desde el fin de semana pasado a confinar a más de 12,7 millones de personas de los 25 millones de habitantes del país.
Con información de EFE.