Investigadores chinos han descubierto que el agua embotellada es la principal fuente de microplásticos, los principales transportadores de benzopireno, que dañan la pared intestinal y los riñones, que causan inflamación sistémica.
El contaminante ambiental benzopireno (BaP) se encuentra comúnmente en el medioambiente, y los microplásticos actúan como sus principales transportadores hacia los organismos vivos, aumentando su presencia dentro de organismos.
El estudio en ratones reveló que la combinación de poliestireno (PS) y BaP altera el metabolismo lipídico renal, lo que provoca muerte celular, conocida como ferroptosis. Las vías específicas no se comprenden completamente, pero hay evidencia de que el BaP se absorbe principalmente a través del intestino tras la ingestión oral, lo que supone riesgos para la salud.
Conforme a la definición de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los microplásticos son diminutas partículas de plástico compuestas de polímeros y aditivos potencialmente tóxicos. Su tamaño hace casi imposible limpiar estas sustancias dañinas en el medioambiente. La presencia de microplásticos ya se ha detectado en diversos alimentos, y se estima que para 2050 se producirán aproximadamente 33 mil millones de toneladas de residuos plásticos.
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