En la ciudad de Vrindavan, India, conocida por su rica historia espiritual y la devoción a Krishna, los feligreses de un templo abarrotado esperaban recibir una experiencia que consideraban sagrada, pero terminó convirtiéndose en todo lo contrario. Desde temprano, decenas de personas se acercaron al templo Shri Banke Bihari con la esperanza de obtener el llamado Charan Amrit, agua bendita que, según la tradición, fluye de los pies de las estatuas que representan al dios Krishna. Así, comenzaron a hacer fila frente a una escultura de elefante en el templo, de la que emanaba un flujo constante de agua que muchos creían sacral.
La devoción llevó a los fieles a esperar pacientemente durante horas para poder consumir el agua, considerada por ellos como un símbolo de purificación y bendición. Algunos, incluso, la recogieron en recipientes, mientras otros la utilizaron para refrescar sus rostros o bendecir a sus familiares. La escena reflejaba una atmósfera de profunda fe en la tradición religiosa, donde el simbolismo espiritual y la reverencia a Krishna se entrelazaban con la creencia de que el líquido era un don divino.
La intervención de las autoridades del templo
Al percatarse de la multitud reunida frente a la escultura, las autoridades del templo se vieron obligadas a investigar la procedencia del agua que atraía a los devotos. Pronto descubrieron que el líquido no era de origen divino, sino que provenía de la condensación del sistema de aire acondicionado del templo. Ante esta inesperada revelación, emitieron un comunicado para alertar a los feligreses, informándoles que el agua no tenía propiedades sagradas y exhortándolos a dejar de consumirla.
El impacto en la fe de los devotos
El descubrimiento resultó decepcionante para muchos fieles, quienes manifestaron su pesar por la situación. Uno de ellos declaró según el multimedio local NDTV: “Venimos acá con una fe profunda, y esta noticia nos rompe el corazón”, reflejando la desilusión de quienes veían en el agua una oportunidad de conexión espiritual con Krishna.
A pesar de las aclaraciones oficiales, algunos devotos continuaron consumiendo el líquido, convencidos de su naturaleza sagrada y resistiéndose a aceptar que fuese producto de un mecanismo de refrigeración. Esta reacción evidenció la profunda fe de los asistentes y resaltó cómo, en ciertas circunstancias, las creencias pueden superar incluso la lógica o el sentido común.
Riesgos para la salud y advertencias sanitarias
Además de aclarar el origen del agua, el personal del templo y expertos locales expresaron su preocupación por los riesgos que implica beber este tipo de condensación. Los sistemas de aire acondicionado, al no ser diseñados para proporcionar agua potable, suelen acumular bacterias y hongos en su interior, lo que representa un peligro significativo para la salud.
Estos microorganismos pueden desencadenar infecciones respiratorias y digestivas en personas expuestas, especialmente si el agua no es tratada. La situación, que empezó como una manifestación de fe, se transformó en un caso preocupante de salud pública, lo que motivó a las autoridades a reforzar su mensaje preventivo para proteger a los devotos.
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