Los principales indicadores económicos muestran un sector agroalimentario agitado en 2020 por la crisis del coronavirus que, no obstante, ha podido aguantar el tipo al tratarse de una actividad esencial que ha seguido vendiendo fuera de España.
A los altibajos del producto interior bruto (PIB) y de empleo registrados durante el año se han unido un aumento de la renta agraria, una ligera caída de la facturación en la industria alimentaria y un incremento de los precios de la alimentación.
El PIB relativo a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca llevaba una senda alcista a partir del segundo trimestre de 2019, pero tras subir el 1,4 % en el primer trimestre de 2020 respecto al anterior y el 3,4 % en el segundo, bajó el 1,2 % en el tercero.
En tasa anual, los crecimientos fueron del 4,2 % entre enero y marzo, del 15,9 % entre abril y junio, y del 2,7 % entre julio y septiembre, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Con información de Expansión