El estadio olímpico de Estambul en el que el sábado se apretujarán los espectadores para seguir el partido entre Manchester City e Inter Milan, está limpio, listo y con el césped preparado.
Algunos obreros aún mueven carretillas y colocan cajas. Lo que no hay aún son hinchas: el estadio, construido a inicios del siglo XXI para una candidatura olímpica que nunca se hizo realidad, dista 20 kilómetros del centro de la ciudad, una buena hora y media en transporte público.
Rodeado de grandes zonas verdes y aparcamientos, el estadio, con una capacidad de 75.000 espectadores, ya ha visto una final de la Champions: la que ganó en los penaltis el Liverpool contra el Milán en 2005.
Estambul ha preparado un enorme territorio mucho más cercano al centro de la ciudad, en Yenikapi, una explanada a orillas del mar de Mármada, a distancia de paseo del centro histórico.
Allí se transmitirá la noche de la final el partido en enormes pantallas, y mientras tanto ha conciertos, competiciones amistosas de futbol y muchas instalaciones para disparar balones.