De la estatua que conmemoraba la amistad entre los pueblos de Rusia y Ucrania en el centro de Kiev apenas quedan ya unos pedazos. Se alzó como alegoría a la unidad, pero el hueco que ha dejado es ahora el símbolo de la enemistad y de la guerra con el que cada día se toman fotografías cientos de ucranianos.
Fue el alcalde de Kiev, Vitali Klitschkó, quien dio la orden esta semana de desmantelar el monumento a la Amistad, levantado en 1982 para conmemorar la «reunificación» de los dos países en la Unión Soviética, de la que Ucrania fue república fundadora en 1922 junto con Transcaucasia, Bielorrusia y Rusia.
«Con Rusia todo se ha acabado. Este monumento fue construido para conmemorar la reunificación con Rusia. Deberíamos convertirlo en un monumento de la unificación de las tierras ucranianas. Quitarlo es absolutamente correcto», dijo esta semana el alcalde de la capital ucraniana, Vitali Klitschkó. Estuvo de acuerdo hasta el arquitecto del monumento, Serhiy Myrhorodsky.
LOS UCRANIANOS SE FOTOGRAFÍAN PARA RECORDAR UN «MOMENTO HISTÓRICO»
Así lo creen al menos Sergei y Sergei, dos amigos tocayos miembros de la Defensa Territorial que acuden a retratarse porque, dice uno de ellos, quieren «formar parte de un momento histórico».
«Era un monumento innecesario aquí, era un símbolo del esclavismo. Los rusos siempre nos han dominado y han pensado que somos sus sirvientes, y eso se ha acabado para siempre», dice uno de los soldados.
El otro Sergei asiente y añade: «Los rusos están impidiendo a la gente de Ucrania que ejerza su libertad. Y nosotros queremos ser libres. En Rusia cien por cien garantizado que no te puedes hacer esta foto», dice señalando lo que queda del monumento.
NUEVOS NOMBRES PARA LAS CALLES «PRORRUSAS»
Ya solo se ven los pies de lo que fueron dos trabajadores que sostenían una estrella con las leyendas «Amistad entre los pueblos» y «URSS». Los restos de la estatua de 8 metros de altura se guardan en el museo militar de la ciudad.
Su retirada es solo una parte más de un proceso que está por venir: el cambio de unas 400 calles que remiten a su pasado soviético, y la eliminación de muchas otras esculturas que honran al pasado soviético. La dedicada a Lenin (alzada en 1939) ya se eliminó en 2013.
Lo cierto es que ya en 2018 grupos de ciudadanos pintaron en el arco bajo el que estaba la escultura una grieta negra irregular, llamada la «grieta de la amistad», que simbolizó el empeoramiento de las relaciones entre Rusia y Ucrania.
Mijáil tiene 67 años y se ha acercado a la plaza a ver cómo van los trabajos. Cree que el monumento tendría que haberse quitado mucho antes.
«La amistad entre los pueblos a la que se refería ese documento la destruyó Rusia en 2014. Así que son ellos los que derribaron la estatua, no nosotros», dice este señor de barba blanca que se agita mucho cuando habla de los rusos.
EFE