La OTAN no descarta ningún escenario con Rusia a raíz de su invasión de Ucrania y va a preparar sus defensas ante riesgos químicos, biológicos y nucleares, un paso que es significativo y que evoca los momentos de mayor tensión durante la Guerra Fría.
Los líderes de la Alianza celebraron el jueves en Bruselas una cumbre extraordinaria en Bruselas para mostrar su unidad frente a la guerra iniciada por el presidente ruso, Vladímir Putin, en Ucrania; ver cómo pueden seguir apoyando los aliados a ese país y, además, impulsar un refuerzo militar en el este ante la amenaza de Moscú.
Pero en la sesión del Consejo del Atlántico Norte planeaba una preocupación concreta: la posibilidad de que Rusia pueda recurrir a armas químicas en Ucrania tras haber acusado, “falsamente” según la OTAN, a los aliados de preparar ese tipo de armamento.
A su juicio, Moscú estaría así buscando un “pretexto” para poder emplear ese rango de armas durante su agresión a Ucrania.
Ante esa amenaza, los líderes aliados acordaron suministrar a los ucranianos, además de armas, equipos para ayudarles a protegerse contra riesgos químicos, biológicos, radiológicos y hasta nucleares.
Y al mismo tiempo, han acordado preparar mejor sus propias defensas ante esos riesgos, tal y como plasmaron en la declaración de la cumbre: “Mejoraremos nuestra preparación y disposición ante las amenazas químicas, biológicas, radiológicas y nucleares”, señala el documento, en el que añadieron que tomarán “nuevas decisiones” en su próxima cumbre, que se celebrará en Madrid a finales de junio.
EFE