La otitis es una inflamación del oído causada, generalmente, por una infección. El tipo más común de esta afección es la denominada otitis media, que está provocada por la inflamación del oído medio, que se encuentra en la parte posterior del tímpano.
La otitis media es la enfermedad más común en la infancia (sobre todo en menores de 3 años) después de las infecciones virales de las vías respiratorias altas.
Dependiendo de la evolución de la enfermedad, puede conducir a la secreción de líquido (denominada otitis media seromucosa) en la región del oído medio. El líquido puede ser de tipo seroso (fluido, similar al agua), musoco (viscoso) o purulento (pus).
Uno de los principales síntomas de la otitis es el dolor, que surge en forma de pinchazos esporádicos y se puede transformar en intenso o continuo con el paso del tiempo, detalla el portal Saber Vivir.
Cuando hay salida de líquido de la oreja (otorrea) se trata de una infección generada por microorganismos colonizantes. Es usual tener una sensación de taponamiento y aumento de la presión interna del órgano.
Tampoco hay que sorprenderse con el desarrollo de un picor interno, que no debería ser rascado, pues se corre el riesgo de sufrir contraindicaciones adicionales.
Hay que cuidarse de las complicaciones
Los cuadros más profundos de otitis, en su forma media e interna, traen consigo fiebre, por lo que es necesaria la intervención de un médico para que evalúe con prontitud la afección.
Otros de los síntomas pueden ser irritabilidad, supuración y parálisis facial. Un artículo de TopDoctors puntualiza que la severidad de los casos también denota vértigos y ruidos internos.
Esta sencilla patología se puede prevenir, pero hay que ser conscientes de algunas recomendaciones, como evitar el agua en los conductos auditivos y prescindir de tapones de baño, que no aportan algún valor adicional.
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