El cáncer testicular es una patología poco frecuente que constituye el 1% de los tumores malignos del hombre. Sin embargo, tiene gran impacto ya que es el más habitual entre los 15 y 35 años de edad, generalmente se origina a partir de las células germinales de los testículos donde se producen los espermatozoides.
Entre sus síntomas están: Aumento de volumen de cualquiera de los testículos, así como dolor o molestia testicular, sensación de pesadez en el escroto, dolor sordo en el abdomen o ingle y acumulación repentina de líquido en el escroto
El tumor testicular produce lesiones a distancia, las llamadas metástasis, primero a los ganglios de la parte superior del abdomen, luego a los de la parte baja y pelvis, más adelante a los ganglios del mediastino en el tórax, generando dolor y malestar por compresión, siendo la razón de buscar asistencia médica.
En estudios realizados en trece países industrializados se muestra un aumento de incidencia de este tipo de cáncer en todos ellos, en valores que varían entre el 1,9 en Inglaterra, 6,6 en Japón y Dinamarca, con una mediana de 2,7. Situación similar se encontró en USA, encontrándose un aumento del seminoma (menos agresivo) entre los 20 y 40 años de edad y de los no seminomatosos (Más agresivo) entre los 15 y 30 años.
El Dr. Ricardo Soto-Rosa, urólogo asevera que “Muchas veces la vergüenza inhibe al paciente y no busca ayuda oportuna, dejando que este tumor se extienda más allá del testículo haciendo más difícil su control o curación y requiera tratamientos más prolongados.
Los testículos se forman en el abdomen y progresivamente van descendiendo hasta alcanzar las bolsas escrotales al final del embarazo. En ocasiones, uno o ambos testículos, se quedan detenidos y no llegan a la bolsa escrotal por lo que se requiere tratamiento bien sea médico o quirúrgico para llevarlos a su sitio, de lo contrario se atrofian y pueden malignizarse.
“El cáncer de testículo es de los que mejor sobrevida tienen y de los más sensibles al tratamiento tanto quirúrgico como su complemento con radio o quimioterapia con lo que se logran erradicar lesiones a distancia y su completa remisión. Existen marcadores tumorales que se encuentran en la sangre los cuales se pueden identificar con un simple examen de laboratorio y nos sirven tanto para hacer el diagnóstico como para evaluar la efectividad del tratamiento aplicado” explica Soto-Rosa.