República Checa intensifica los controles en las ganaderías para detectar la fiebre aftosa

La República Checa, país que no ha registrado aún ningún foco de infección de fiebre aftosa en su territorio, según declaró el ministro de Agricultura, Marek Vyborny, ha intensificado los controles en ganaderías para detectar el virus.

Desde hoy el país controlará todas las ganaderías con más de cien vacas lecheras al sudeste del país, en las provincias de Breclav y Hodonin, que son limítrofes con Eslovaquia, donde se han detectado numerosos focos de contagio, informó este martes la cadena CT24.

En ambas provincias checas, expertos también analizarán la caza capturada en los campos para detectar la presencia del virus, del que no había habido casos de contagio en suelo checo desde 1975.

El país centroeuropeo ha introducido además controles preventivos en cuatro de sus fronteras con Eslovaquia y tres con Austria, las únicas que pueden utilizar camiones y furgonetas de tonelaje superior a 3,5 toneladas que transporten animales, alimentos o piensos.

Los primeros contagios de este virus se detectaron en Hungría y luego en Eslovaquia, país con cinco ganaderías afectadas, y donde el Gobierno ha involucrado a la policía y ejército para vigilar las casi 300 ganaderías del país, de manera que se cumplan las medidas para evitar contactos.

"Destaqué a la presidenta de la Comisión europea (Ursula von der Leyen) la gravedad de la epidemia de fiebre aftosa en Eslovaquia y sus posibles consecuencias para la región de Europa Central", informó la víspera el primer ministro eslovaco, Robert Fico, en redes sociales.

El último foco eslovaco de contagio fue en Plavecky Strvrtek, a 40 kilómetros de Chequia, y que afectó a la segunda ganadería lechera del país, First Farms Agra M, de capital danés, una productora de casi 100.000 litros de leche al día que tendrá que sacrificar a sus 3.500 animales.

Emil Macho, representante de la Cámara Eslovaca de Agricultura y Alimentación (SPPK), ha dicho que Eslovaquia corre un peligro real de perder el seis por ciento de la producción de leche y el cinco por ciento de las vacas.