La ansiedad altamente funcional no cuenta con un diagnóstico reconocido en los manuales habituales, aunque su figura se emplea para referir a aquellas personas que resultan eficientes, sobre todo en el ámbito laboral y de las responsabilidades, pero a un costo muy alto de nervios y preocupaciones en otros áreas.
Por lo general, quienes lo padecen son catalogados como trabajadores meticulosos, prolijos y cumplidores. Y si bien son cualidades positivas, lo cierto es que son capaces de trabajar infinidad de horas para sostener ese estatus. Incluso, acaban invirtiendo el tiempo de descanso y de ocio.
Síntomas de la ansiedad altamente funcional
Ventajas y desventajas de la ansiedad altamente funcional
Las ventajas de la ansiedad altamente funcional son más bien «pseudoventajas». Si bien al principio consideramos positivos los atributos de la puntualidad, la organización, el cumplimiento de metas y el compromiso laboral, por otro lado sabemos que implica bastante desgaste.
Una de las mayores desventajas es que este tipo de ansiedad se ve reforzada de manera permanente por el entorno. A la gente le parece magnífico el modo en que trabaja y se maneja esta persona ansiosa, por lo que siempre recibe elogios y felicitaciones. De esta manera, es difícil reconocer su matiz tóxico.
En este mismo sentido, surge otra desventaja; cuesta reconocerla. Esto se debe a que vivimos en una sociedad que premia la productividad, cueste lo que cueste. A su vez, la persona que la sufre rara vez se quejará de su malestar. Una de las razones es que si se muestra contrariada, se derrumba esa imagen de éxito que sostiene.
¿Cómo se puede afrontar?
Esta forma de ansiedad es una falsa amiga
Como observamos, la ansiedad funcional es un arma de doble filo, ya que en un comienzo «seduce» porque se reciben elogios y se proyecta una imagen de éxito. Sin embargo, mientras más pasa el tiempo, sostener esa fachada se vuelve muy exigente. Esto se convierte en un problema tanto a nivel individual como en otros ámbitos, en especial con las relaciones.
Todo extremo resulta negativo. Ser comodines y satisfacer todas las demandas implica un costo muy alto. Por ello, hay que reflexionar sobre el rol que desempeña la sociedad en el sostenimiento de este tipo de malestar. Hoy en día, el estilo de vida lo normaliza y lo sostiene con una imagen de eficiencia.
Quizás, deberíamos empezar a cuestionar y desterrar aquellos estereotipos que construimos, avalamos y promovemos, pero que comprometen la salud física y mental de las personas.