¿Cuánto tiempo inviertes cada día en recordar eventos negativos, en lamentarte por lo que va mal en tu vida y en preocuparte por un posible futuro desagradable? Y, por contra, ¿cuántas horas diarias dedicas a agradecer por todo lo positivo que te rodea?
Nuestra mente está acostumbrada a buscar y a detectar problemas y obstáculos, a reconocer qué es lo que nos falta. Pero si lográsemos hacer un cambio de enfoque descubriríamos cómo la gratitud ayuda a mejorar la salud mental.
Esto es lo que han encontrado diversos estudios realizados desde la psicología positiva. Esta disciplina se centra en identificar las actitudes y estrategias que acercan a los seres humanos a la felicidad y a la autorrealización.
Entre ellas, la gratitud cuenta con un papel central. Tal vez parezca un hábito innecesario o irrelevante, pero en este artículo vamos a mostrar los múltiples beneficios que puede aportar a la vida.
¿Cuál es la relación entre la gratitud y la salud mental?
La salud mental puede definirse como un estado de equilibrio y bienestar tanto personal como social. Es decir, aquel en que la persona se siente satisfecha con su vida, logra alcanzar su potencial y superar obstáculos y, al mismo tiempo, goza de buenas relaciones con su entorno. Pero ¿qué influencia tiene la gratitud sobre estos aspectos?
Pues bien, cuando adoptamos el hábito de agradecer, miramos el mundo con una nueva perspectiva. Nos inclinamos a percibir la bondad y las oportunidades a nuestro alrededor y nos acostumbramos a sentir regocijo por pequeños aspectos cotidianos.
Al tomar conciencia de todo lo bueno que hay en nosotros y en nuestro entorno, somos más propensos a experimentar emociones positivas y a tomar mejores decisiones.
Beneficios de la gratitud para la salud mental
La gratitud es una de las principales fortalezas definidas por Martin Seligman: una actitud vital que nos acerca a la plenitud y nos protege de enfermedades y limitaciones. Así, entre sus principales beneficios se encuentran los siguientes.
Bienestar
La gratitud nos predispone a identificar con mayor facilidad todo lo bueno que hay en nosotros y en nuestro entorno. Así, al percibirnos a nosotros mismos y a nuestra vida desde un prisma más positivo, experimentaremos mayores niveles de felicidad y satisfacción.
Por el contrario, cuando nos centramos en los aspectos menos favorables, podemos sentirnos incómodos y descontentos con quienes somos y con las circunstancias que nos rodean.
Optimismo
Esta actitud positiva no se limita al presente, ya que la gratitud puede ser aplicada tanto al pasado como al futuro. Así, cambiar la perspectiva con la que contemplamos eventos pasados puede ayudarnos a percibirlos como más favorables; o, al menos, más útiles para nuestro crecimiento personal.
Además, si acostumbramos a ver el lado amable de la vida también esperaremos resultados positivos y agradables en nuestro futuro. La gratitud puede ayudarnos a desarrollar un mayor optimismo, otra de las fortalezas humanas fundamentales.
Superación de adversidades
Ni la gratitud ni la actitud positiva impedirán que tengamos que enfrentar dificultades y eventos adversos. Sin embargo, sí tendrán una influencia en el modo en que reaccionamos ante ellos.
Las personas que acostumbran a agradecer son capaces de reconocer lo positivo, incluso en mitad de la adversidad. Además, son más conscientes de sus habilidades y de sus logros pasados, por lo que se sienten más capaces de salir adelante y, del mismo modo, logran encontrar un aprendizaje o enseñanza en cada obstáculo que atraviesan.
Relaciones sociales más satisfactorias
En el aspecto social, la gratitud también puede aportar grandes beneficios. Por un lado, agradecer por la presencia, la compañía y el apoyo de quienes nos rodean nos ayuda a sentirnos más amados y más conectados con los otros. Por otro, además, ayuda a que ellos también perciban el vínculo como más satisfactorio.
¿Cómo desarrollar la capacidad de sentirse agradecido?
Algunas personas, por la educación recibida en la infancia o por sus propias características personales tienden a practicar la gratitud de un modo natural. Si este no es el caso, existen varias maneras de integrar este hábito en la vida diaria:
Llevar un diario de gratitud. Cada día, terminamos la jornada anotando cinco aspectos positivos de la vida por los que nos sentimos agradecidos. No es necesario que sean grandes acontecimientos, cualquier pequeño detalle es válido.
Escribir notas o cartas de agradecimiento a aquellas personas que hacen el día a día más agradable. Expresamos aprecio y el impacto positivo que tienen en nuestra vida.
Cuando atravesemos una situación adversa, tratemos de encontrar en ella un lado positivo por el que podamos agradecer.
La gratitud es un hábito
Si queremos experimentar cómo la gratitud ayuda a mejorar la salud mental no es suficiente con practicarla durante un par de días. Hemos de adquirir el hábito y adoptar esta nueva perspectiva de manera regular.
Si no estamos acostumbrados, puede que en un inicio nos resulte forzado y nos cueste encontrar aspectos por los que agradecer. No obstante, con el tiempo se volverá algo natural y los beneficios se harán claramente visibles.
Fuente: Mejor con Salud