Las semillas de chía se han vuelto cada vez más populares, especialmente entre quienes buscan llevar una alimentación saludable, ya que este pequeño alimento natural, originario de la planta Salvia hispánica, posee un alto valor nutricional.
Este alimento puede consumirse crudo y añadirse a yogures, batidos, ensaladas, panes y postres. Su ingesta es beneficiosa para quienes desean perder peso.
Las semillas de chía son pequeñas y de forma ovalada, con colores que varían entre negro, blanco o marrón, y se obtienen de la planta de chía.
Las semillas de chía son una excelente fuente de nutrientes. Son ricas en fibra, proteínas, ácidos grasos omega-3, antioxidantes, y vitaminas y minerales como calcio, fósforo, magnesio y zinc, según lo indicado en el Diccionario de Gastronomía de la Academia Iberoamericana de Gastronomía (AIBG).
Las propiedades de las semillas de chía aportan diversos beneficios para el buen funcionamiento del cuerpo y en general para la salud:
Favorecen la digestión: Gracias a su alto contenido en fibra, las semillas de chía contribuyen a mantener una buena salud digestiva y a prevenir problemas como el estreñimiento.
Regulan los niveles de azúcar en sangre: Debido a su riqueza en fibra y proteínas, las semillas de chía pueden ayudar a mantener estables los niveles de glucosa, lo que resulta beneficioso para personas con diabetes o resistencia a la insulina.
Benefician la salud cardiovascular: Los ácidos grasos omega-3 presentes en las semillas de chía son conocidos por sus efectos positivos sobre el corazón, como la reducción del colesterol y la presión arterial.
Ayudan a perder peso: La fibra de las semillas de chía aumenta la sensación de saciedad, lo que puede ser útil para controlar el apetito y reducir la cantidad total de calorías consumidas.
Fortalecen los huesos: Las semillas de chía son una excelente fuente de calcio, magnesio y fósforo, minerales esenciales para mantener los huesos fuertes y saludables.
Calcio: Estas semillas tienen más calcio por gramo que muchos productos lácteos, siendo una fuente vegetal destacada para quienes necesitan fortalecer su estructura ósea.
Fósforo: Junto al calcio, trabaja en la formación y conservación de los huesos, contribuyendo a la regeneración ósea.
Magnesio: Ayuda a equilibrar el calcio en el cuerpo y es clave para una correcta mineralización ósea y la absorción de otros nutrientes.
El Economista