Un batallón de soldados del Ejército cambió los fusiles y su tradicional uniforme verde oliva por equipos de fumigación y trajes amarillos para desinfectar espacios públicos de alta circulación en Río de Janeiro y controlar la propagación del coronavirus en la más icónica ciudad de Brasil.
Desde el medio día de este jueves y cubiertos de pies a cabeza para resguardar cualquier espacio que permitiera el contacto de la piel con los químicos, tropas del Comando Militar del Este salieron armadas con tanques para impedir al "enemigo" avanzar por las calles de Río.
Los soldados mantuvieron las botas de dotación y se fundieron con sus nuevos trajes amarillos que fueron reforzados en las extremidades con cintas de enmascarar plateadas.
Los escudos se complementaron con potentes máscaras antigases que taparon por completo su rostro para evitar que los productos desinfectantes les causaran daño o el posible contagio del COVID-19.
El metro de la ciudad, que a través de tres líneas transporta en promedio unos 900.000 pasajeros al día, fue uno de los primeros espacios a ser esterilizado por la tropa que fumigó varios de sus vagones este jueves.
La batalla de limpieza también incluyó la Central do Brasil (estación central de autobuses y trenes), así como la Plaza XV (estación del ferri) y las embarcaciones que transportan pasajeros desde Río de Janeiro hacia el municipio vecino de Niteroi.
Por contar con espacios cerrados, estos lugares también obligarán a los militares a trabajar en las madrugadas, cuando no haya circulación de personas y se puedan utilizar ciertos productos químicos de forma segura.
Para el operativo de limpieza el Ejército seleccionó militares de la Armada y del Ejército brasileño, capacitados en procedimientos biológicos, nucleares, químicos, radiológicos y de defensa.
EFE