Dar un paseo por el campo, el parque o la ciudad, puede ser muy agradable, sin embargo, en estas épocas del año, los arboles liberan pequeños granos de polen al ambiente que suelen terminar en la nariz y la garganta, lo que puede provocar la alergia llamada rinitis alérgica.
La alergia, en general, es una reacción del sistema inmunológico hacia alguna sustancia como puede ser el polen, los ácaros del polvo, el pelo o la caspa de los animales, ciertos alimentos, algunas medicinas, picadura de insectos o el moho.
El sistema inmunológico , cuando se tiene rinitis alérgica, identifica la sustancia aérea como nociva y produce pruebas contra ella. De esta manera, la próxima vez que se está en contacto con ese elemento, el sistema inmunológico recibe una señal de estos estudios para que libere una sustancia química, la histamina que está en algunas células del organismo, al torrente sanguíneo y que provoca los síntomas de la alergia.
La diferencia entre el resfriado común y una rinitis alérgica es, principalmente, que el resfriado está provocado por un virus. Además, el moqueo en un resfriado común, suele estar acompañado de dolor generalizado, algunas décimas de fiebre y tos.
Los síntomas de la rinitis alérgica comienzan en el momento que en el que se está expuesto a algún tipo de alérgeno. En países industrializados como España, la población, tanto de hombres como de mujeres, suele tener una mayor predisposición a sufrir alergias en general y rinitis alérgicas en particular.
Existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar rinitis alérgica como puede ser tener dermatitis atópica o antecedentes de algún familiar directo, padres o hermanos, con alguna alergia o asma.
La doctora Lucía Valverde Vázquez, explica que “los alérgenos que provocan síntomas nasales suelen ser ambientales como ácaros, epitelio de animales, polen de plantas y hongos, pero también pueden causar rinitis alérgica los vapores de cocción de algunos alimentos como pescado o mariscos a aquellos pacientes que tienen alguna alergia alimentaria a éstos”.
Por ejemplo, pueden mantenerle despierto o impedir tener un sueño profundo a consecuencia del moqueo o la tos, lo que implica estar durante el día más cansado de lo normal.
“Se suelen asociar síntomas oculares como picor, enrojecimiento y lagrimeo y, en ocasiones, afecta a los bronquios apareciendo tos seca, dificultad para respirar y sibilancias respiratorias” añade la alergóloga.
Como consecuencia, pueden empeorar las señales del asma , la tos y el silbido al respirar así como la sinusitis, ya que la congestión nasal prolongada por la rinitis alérgica puede inflamar la membrana de los senos nasales.