Muchas personas suelen sufrir de hernia inguinal, esa afección en la que el tejido blando sobresale por un punto débil en los músculos abdominales.
El bulto que se produce puede ser doloroso, especialmente al toser, inclinarse o levantar un objeto pesado.
En el caso de los niños es frecuente que de repente salga un bulto en la ingle, pero al rato desaparece solo y vuelve a salir poco después; si ocurre es probable que sea una hernia inguinal.
Esta afección ocurre entre 1 y 4 de cada 100 niños, es mucho más frecuente en varones que en niñas, y afecta sobre todo al lado derecho. También es más habitual en los prematuros, ya que el cierre natural del conducto peritoneovaginal se produce hacia el final del embarazo normal a término.
Hernia inguinal
Ocurre cuando una porción de tejido, como una parte del intestino, empuja hacia afuera a través de un lugar debilitado en los músculos abdominales.
Es fácil ver y sentir el bulto, aunque no todos son visibles para los pacientes, especialmente si estos sufren de sobrepeso.
Los bebés suelen ser los más afectados. Expertos señalan que durante el embarazo, los testículos del feto se desarrollan en el interior del abdomen, y es a partir del séptimo mes de gestación cuando inician su camino hacia las bolsas escrotales, a través de un tubo, que en cierto momento tienen tanto los niños como las niñas, y que se denomina conducto peritoneovaginal.
El tubito que finaliza en el escroto de los niños, y en los labios mayores de las niñas, habitualmente se cierra antes del nacimiento. En caso de no ocurrir, el intestino puede deslizarse por su interior y producir un bulto en la ingle, tanto del niño como de la niña afectada.
Causas
Los factores que llevan al desarrollo de las hernias pueden ser debido a defectos de origen congénito o defectos adquiridos.
También puede influir la realización de esfuerzos importantes en el momento de la defecación, al toser, levantar objetos pesados, etc.
Además, entre otros factores de riesgo se encuentra el historial familiar, fibrosis quística, criptorquidia, sobrepeso, tos crónica, estreñimiento crónico, esfuerzo en las evacuaciones, agrandamiento de la próstata.
Síntomas
La mayoría no producen molestias. Lo más frecuente es que los padres noten un bulto en la ingle del niño, que se puede extender hacia la bolsa de los testículos. En las niñas puede notarse un bulto en los genitales, en los labios mayores.
El bulto es más visible cuando el niño llora, tose o hace movimientos que aumentan la presión del abdomen. A veces se puede notar el bulto en un niño que está irritable y tiene dolor.
Visita al médico
Es importante que ante la aparición de un bulto se consulte con un médico y de forma urgente si el bulto es doloroso o si hay vómitos y afectación general.
Una consulta médica ayudará a conseguir una pronta solución, pues el principal riesgo de la hernia es que el intestino deslizado quede atrapado en el canal inguinal y no se reintroduzca en la cavidad, cosa que puede ocurrir de forma espontánea.
Otro riesgo que se presenta en las niñas con hernia inguinal es que un ovario se introduzca en la hernia y pueda resultar dañado.
Tratamiento
El tratamiento de la hernia es el cierre quirúrgico de esta comunicación anómala (herniorrafia). El procedimiento puede realizarse de manera ambulatoria y la recuperación es rápida, reincorporándose a sus actividades en 48-72 horas.
En la cirugía se procede a separar el conducto de los elementos del cordón inguinal y cerrarlo mediante un punto. Durante la intervención al niño no se le coloca “malla”, puesto que a la pared muscular del niño no le pasa nada.
Una vez cerrado el conducto anómalo desaparece el riesgo. Esto no significa que al cabo de unos años el paciente no pueda desarrollar una hernia del tipo adulto.
Cabe acotar que en ocasiones, el niño al que se ha operado un lado puede tener al cabo de unos meses una hernia en el lado contrario.
Con información de: 800 Noticias