Una causa relativamente común y grave de cuadros gastrointestinales son las úlceras pépticas, que no son otra cosa que las lesiones que se producen cuando una parte del estómago, el esófago o el duodeno quedan expuestas al ácido gástrico.
Esto puede ser el resultado de ciertas infecciones (como las provocadas por la bacteria Helicobacter pylori) o del uso de ciertos fármacos (especialmente los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno o el naproxeno. Al contrario de lo que a menudo se piensa, ni el estrés ni las comidas picantes provocan este problema, aunque si es cierto que pueden empeorar los signos.
¿Cuáles son sus síntomas?
Como señalábamos, el cuadro clínico de las úlceras pépticas puede ser bastante inespecífico, aunque normalmente tiene algunas particularidades que nos indican el tipo de problema:
La sensación de ardor en el estómago.
La sensación de estar lleno, hinchado o con eructos.
La intolerancia a los alimentos grasos.
La acidez estomacal.
Las náuseas.
En ocasiones, también, puede haber manifestaciones más graves como:
Vómito con sangre.
Sangre en las heces.
Dificultad para respirar.
Debilidad.
Náuseas o vómitos.
Pérdida de peso.
Cambios en el apetito.
¿Cómo se trata?
Para tratar las úlceras pépticas es preciso identificar la causa, ya que la estrategia a seguir va a depender en buena medida de ella. Por ejemplo, cuando se trate de una úlcera por infección de H. pylori normalmente será necesario administrar al paciente antibióticos, dependiendo el tipo de factores como los índices de resistencia de las bacterias.
El omeprazol es un aliado casi indispensable de aquellas personas que padecen problemas relacionados con el ácido gástrico, ya sean puntuales o crónicos. Sin embargo, y tal y como sucede con todos los medicamentos, no está exento de ciertos efectos adversos que podrían acentuarse con el consumo continuado.
Después del tratamiento, siempre es importante realizar un cierto seguimiento o una cierta vigilancia, ya que las úlceras que persisten pueden esconder patologías más graves como la enfermedad de Crohn, ciertos cánceres de estómago, el síndrome de Zollinger-Ellison o infecciones por patógenos distintos a H. pylori.