En épocas de verano donde el calor hace de las suyas, el sistema circulatorio se ve afectado, ya que cualquier situación donde el organismo pierda más líquidos de lo habitual, hace que disminuya el volumen de líquidos del torrente circulatorio, lo que, sumado a una vasodilatación de todo el sistema arterial producida por el calor, conduce a una circulación más lenta.
Así, la pérdida de líquidos debido al sudor del verano puede afectar especialmente a quienes sufren patologías cardiovasculares. Según explican los expertos de la Fundación Española del Corazón (FEC), con mucho calor son más probables las alteraciones del mecanismo de termorregulación. Además, también incrementan los estados de deshidratación y disminuye de forma drástica la tensión arterial que, en muchos casos, pueden derivar en un golpe de calor.
La FEC señala que las principales causas de mortalidad durante las olas de calor se relacionan con las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, además de las respiratorias. Por ello, esta entidad recuerda la importancia de no olvidar el cuidado del corazón durante la época estival.
«Las altas temperaturas propias de esta época del año son uno de los principales enemigos de nuestro corazón en verano. Los cambios en los hábitos y rutinas también pueden acabar afectando a la salud cardiovascular», expone el vicepresidente de la FEC, José Luis Palma.