La apnea del sueño durante el embarazo puede aumentar el riesgo de cambios cerebrales y de comportamiento asociados al autismo, especialmente en los varones, según un estudio realizado en ratas por Amanda Vanderplow, Michael Cahill y sus colegas de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, y publicado en la revista de acceso abierto ‘PLOS Biology’.
Los hallazgos apoyan la evidencia en humanos de un vínculo entre la apnea del sueño y los trastornos del neurodesarrollo, y proporcionan un mecanismo potencial para explicar el vínculo.
Durante los episodios de apnea del sueño, la respiración se interrumpe parcial o totalmente, a menudo cientos de veces por noche, lo que provoca una hipoxia intermitente o una disminución de la oxigenación de la sangre.
La incidencia de la apnea del sueño durante el embarazo está aumentando, en consonancia con la epidemia de obesidad, y se produce en aproximadamente el 15% de los embarazos sin complicaciones y en más del 60% de los embarazos de alto riesgo en el tercer trimestre. Se sabe que la apnea del sueño durante el embarazo tiene efectos perjudiciales para el recién nacido, pero los impactos en el neurodesarrollo no han sido bien estudiados.
Para investigar dichos impactos, los autores sometieron a ratas preñadas a niveles bajos de oxígeno intermitentes durante los momentos de descanso, durante la segunda mitad de su período de gestación. El tratamiento indujo hipoxia en las madres, pero (como era de esperar) no en los fetos.
Se observaron anomalías de comportamiento en las crías a partir de poco después del nacimiento, incluyendo patrones alterados de vocalización de angustia tanto en los machos como en las hembras. La hipoxia materna también afectó a la función cognitiva y social de los hijos varones, pero no a la de las hembras, y ambos efectos persistieron en la edad adulta.
Los efectos incluyeron la reducción de la memoria de trabajo y del almacenamiento de la memoria a largo plazo, así como un menor interés en situaciones socialmente novedosas.
Estos cambios de comportamiento se acompañaron de anormalidades significativas en la densidad y la morfología de las espinas dendríticas, las excrecencias de las neuronas que reciben e integran las señales de otras neuronas.
En los adolescentes de ambos sexos, pero mucho más en los machos, la densidad de las espinas dendríticas era elevada en comparación con los animales de control de la misma edad, un aumento que se debía principalmente a la falta de «poda» o reducción de las espinas, un proceso que comienza en la infancia y es fundamental para el desarrollo normal del cerebro. Aún no está claro cómo la hipoxia materna indujo estos cambios en los fetos que no experimentaron hipoxia.
Los autores descubrieron que la descendencia afectada tenía una actividad excesiva de una vía de señalización celular conocida como la vía mTOR, una característica identificada en la corteza de los humanos con autismo, y que el tratamiento con rapamicina, un inhibidor de mTOR, mitigaba parcialmente los efectos conductuales de la hipoxia materna en la descendencia.
«Hasta donde sabemos, ésta es la primera demostración directa de los efectos de la hipoxia materna intermitente durante la gestación sobre los fenotipos cognitivos y conductuales de la descendencia –afirma Cahill–. Nuestros datos proporcionan una clara evidencia de que la apnea del sueño materna puede ser un importante factor de riesgo para el desarrollo de trastornos del neurodesarrollo, particularmente en la descendencia masculina».
«Basándose en correlaciones clínicas, se ha teorizado que la apnea del sueño de la madre durante el embarazo puede aumentar el riesgo de diagnóstico de autismo en su descendencia; sin embargo, faltan estudios funcionales –prosigue–. Aquí mostramos que la apnea del sueño durante la gestación produce fenotipos neuronales y conductuales en las crías de roedores que se asemejan mucho al autismo, y demostramos la eficacia de un enfoque farmacológico para revertir completamente las alteraciones conductuales observadas».
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