El dolor de cabeza se ha identificado como uno de los síntomas característicos del COVID-19, aunque no se da en todos los contagiados. Ahora, un estudio del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) ha descubierto que el 20% de los pacientes COVID que manifiestan este dolor durante la fase aguda de la enfermedad acaban desarrollando cefalea crónica diaria.
Las pruebas realizadas en la investigación se hicieron en un grupo de 900 pacientes españoles con un diagnóstico positivo de COVID-19 de seis hospitales y los cuales declararon haber tenido al menos un episodio de dolor de cabeza en el transcurso de la infección, ninguno de ellos tenía antecedentes previos de cefaleas. El trabajo ha sido publicado en la revista Cephalalgia.
El seguimiento durante nueve meses indicó que, aunque la media de duración del dolor de cabeza era de dos semanas, casi en una quinta parte de los pacientes se convirtió en un dolor persistente con un patrón diario y crónico. Además, el 19% de los pacientes seguían con cefaleas después de la enfermedad, y en el 16% persistía incluso después de los 9 meses.
“Observamos que, en los casos en que el dolor de cabeza persiste después de dos meses, es bastante probable que permanezca presente a lo largo del tiempo. Y también que, cuando el dolor de cabeza persiste durante un mes, existe un 50% de probabilidades de que el dolor de cabeza siga presente nueve meses después. Esto muestra la importancia de la pronta evaluación de pacientes con dolor de cabeza persistente después de padecer COVID-19”, ha explicado el Dr. Jesús Porta Etessam, coautor del estudio y Vicepresidente de la SEN.
La media de duración de los dolores de cabeza fue de dos semanas, aunque el 16% siguió con ellos incluso nueve meses después de pasar el COVID-19
Otro de los hallazgos de la investigación fue que los pacientes con cefalea persistente a los nueve meses después del coronavirus tienen con más frecuencia un dolor de cabeza con características similares a la migraña. En cuanto al perfil principal de los pacientes con cefalea persistente tras nueve meses son sobre todo personas mayores, principalmente mujeres, que con menos frecuencia habían desarrollado neumonía durante la infección con el SARS-CoV-2.
Además, se ha declarado que el dolor de cabeza en este grupo tiene una intensidad algo más leve, es palpitante, va acompañado de fotofobia (sensibilidad a la luz) y fonofobia (miedo a sonidos fuertes) y tiende a empeorar si se practica algún tipo de ejercicio físico. A pesar de estos resultados, los investigadores recalcan que todavía no se han realizado estudios que permitan conocer la evolución de este síntoma a largo plazo.
“Desde la SEN estamos convencidos de que, si en estos pacientes se abordara correctamente este síntoma desde el inicio, se evitarían muchos de los problemas de cronificación de esta enfermedad. En todo caso, a día de hoy, no existen terapias específicas, por lo que la mayoría de los médicos tratan el dolor de cabeza postCOVID-19 basándose en la similitud de los síntomas con otras cefaleas primarias. Teniendo en cuenta el impacto del dolor de cabeza en la calidad de vida de los pacientes, se necesita urgentemente realizar estudios controlados de posibles tratamientos y de su efectividad”, concluye la Dra. Patricia Pozo Rosich, coautora de la investigación.
Con información de Web Consultas.