La investigación, publicada en la revista Mammal Review, analizó 140 estudios científicos y establece un marco de referencia global sobre las causas de mortalidad del lobo.
Los resultados señalan que la principal causa de mortalidad es la caza, tanto legal como ilegal, responsable de cerca del 60% de todas las muertes. Los atropellos, aunque también contribuyen, lo hacen "en menor medida".
La disparidad continental es notable:
En Europa, la mortalidad por causas humanas asciende al alarmante 86%.
En Norteamérica, este porcentaje se sitúa en el 66%.
Este nivel de persecución es tan elevado que las muertes naturales (por agresiones entre lobos, enfermedades o hambruna) se ven relegadas a un porcentaje muy bajo, especialmente en el continente europeo.
La investigadora Ana Morales-González, primera autora del estudio, subraya que este fenómeno refleja el "riesgo que supone convivir con nosotros" y advierte que la mortalidad total que sufre la especie es excesiva.
El análisis también destaca que los lobos más vulnerables son los jóvenes que abandonan su grupo natal para formar uno nuevo, ya que deben atravesar territorios desconocidos con fuerte presencia humana.
El equipo científico enfatiza que permitir la caza legal puede tener un efecto contraproducente, al enviar un mensaje negativo a la sociedad sobre el valor de los lobos y, consecuentemente, aumentar las muertes ilegales. A pesar de su expansión en algunas regiones, el estado de conservación del lobo en la mayor parte de Europa, incluida la Península Ibérica, sigue siendo desfavorable, lo que refuerza la necesidad de fortalecer las medidas de protección.
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