La mascarilla deja de ser obligatoria en Francia a partir de este lunes en interiores, tras más de un año y medio, con algunas excepciones como los transportes públicos, los centros sanitarios o las residencias de ancianos.
El levantamiento de esta obligación, que había sido anunciado el pasado día 3 por el primer ministro, Jean Castex, por el fuerte descenso de la presión epidémica de la variante ómicron, va acompañado del fin de la exigencia del certificado de vacunación.
Ese certificado, que demuestra haber completado la pauta de vacunación o tener una prueba de haber superado recientemente el coronavirus, era necesario para muchos actos de vida social, como ir a un bar, a un restaurante, a un cine, a una sala de espectáculos, a un estadio, pero también para utilizar transportes públicos de largo recorrido (avión, tren o autocar)
Aunque ya no es obligatoria la mascarilla por ejemplo en las clases o en el trabajo, las autoridades sanitarias siguen recomendando que las lleven las personas positivas o sintomáticas, así como el personal sanitario.
En los centros escolares, cuando un alumno de una clase sea positivo, todos sus compañeros pasan a ser casos contacto.
En cuanto al certificado sanitario (que demuestra haber recibido una pauta completa de vacunación, haber superado la covid o disponer de un test negativo de menos de 24 horas), sigue siendo necesario en hospitales, clínicas o centros sanitarios (salvo en los servicios de urgencias), así como en las residencias de ancianos o de personas con minusvalías.
EFE