Los españoles inician este sábado su tercer fin de semana de confinamiento por la pandemia de COVID-19, que se prolongará al menos hasta el 11 de abril, entre indicios de que las restricciones pueden ser más duras si la curva de contagios no mejora.
Con más de 60.000 contagiados y de 5.000 muertos este sábado, el Gobierno reconoció este viernes que está preparando medidas más duras sobre movimientos y cierre de actividades si llegara a considerarlo necesario.
España es el cuarto país en número de infectados y el segundo en fallecimientos, según las cifras oficiales, aunque también se han recuperado de la enfermedad más de 9.000 personas, y las imágenes de algunos de ellos circulan por los medios de comunicación como símbolo de esperanza.
Ante la saturación de los hospitales en varias regiones del país, sobre todo en Madrid y Cataluña, se está acelerando la construcción de hospitales de campaña, más de una docena de instalaciones con capacidad conjunta para varios miles de camas.
La región de Madrid anunció ayer que ya no hará las pruebas de detección a los enfermos con síntomas severos y asumirá que están infectados, lo que puede enmascarar las cifras reales.
Madrid también anunció que abrirá una segunda morgue provisional, en un edificio vacío, ante el atasco que sufren sus servicios funerarios debido a la falta de equipos de protección de los trabajadores.
Además, este sábado comienza a funcionar un corredor aéreo entre España y China con el que se espera acelerar la llegada de material médico desde el país asiático para ayudar a combatir la pandemia, gracias a la llegada de tres aviones de carga a la semana.
La escasez de mascarillas, respiradores para enfermos graves, test de detección del virus y material para proteger a sanitarios y cuerpos de seguridad se ha convertido en un problema en la pasada semana, a pesar de las llegadas periódicas del exterior y del fuerte aumento de la producción a nivel nacional.
EFE